REAL MADRID 3-2 MÁLAGA: JORNADA 13 DE LIGA SANTANDER

La Liga es una tortura

cristiano-ronaldo-benzema-gol-real-madrid-malaga
Benzema y Ronaldo celebran el 1-0. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

La Liga es una tortura. Un suplicio. Un martirio. Un sufrimiento insoportable para el Real Madrid que, partido sí y partido también, se empeña en complicarse la vida ante cualquiera. No fue un cualquiera el Málaga, descarado y jugón, que nunca le perdió la cara al duelo. Pero a final ganaron los de Zidane, con goles de Benzema, Casemiro y Cristiano Ronaldo. Ganaron porque al peso tuvieron un costal de ocasiones, pero el fantasma de otra cantada volvió a sobrevolar por un Bernabéu que empieza a hartarse de sufrir cada domingo.

Retornaba la Liga al Bernabéu con un Real Madrid en plenas urgencias clasificatorias. Ya saben, lo de los diez puntos de desventaja y tal. Zidane devolvía al once a Casemiro e Isco, inéditos en Nicosia, y recomponía la defensa con Varane y Vallejo como centrales. También recetaba descanso a Modric y volvía a confiar en Lucas Vázquez para hacer ancho y profundo al equipo.

Hace jornadas que el Real Madrid perdió la red en su funambulismo clasificatorio, así que un trastazo ante el Málaga sería mortal. Quizá por eso el campeón salió con prisas por pasaportar el encuentro. Un cabezazo de Lucas Vázquez a centro de Marcelo que se fue arriba se convirtió en el primer aviso de un equipo blanco que había saltado mandón al Bernabéu.

Tocaban rápido los blancos, con un ubicuo Kroos y un inspirado Isco. El gol parecía inminente. Y lo fue. De nuevo Marcelo percutió por la izquierda como Pedro Sánchez. El brasileño la puso al segundo palo donde Cristiano voló para cabecear al larguero. De resultas del rechace la pelota le cayó a Benzema como a quien le toca el Euromillón y el francés marcó el 1-0 con un sutil cabezazo a puerta vacía.

Intercambio de golpes

El Real Madrid siguió asediando al Málaga. La pelota pasaba de pie en pie de los blancos mientras los boquerones se dedicaban a perseguir sombras. El segundo también parecía cuestión de tiempo. Puede que poco. Se gustaban los de Zidane, precisos y verticales en el toque, con un Marcelo indetectable y redivivo.

Pero un error de Kroos metió al Málaga en el partido. El alemán se suicidó ante la presión visitante, entregó la pelota a Keko, que asistió al área. Allí Ronald, mal marcado por Vallejo, la bajó con el pecho y disparó abajo en un tiro ante el que nada pudo hacer Kiko Casilla. A Madrid le tocaba volver a empezar.

Respondieron rápido los blancos con una de sus armas más letales: el balón parado. Se redimió Kroos al botar el córner con su taco de billar, hubo bloqueos para Casemiro, que irrumpió en el área como el caballo de Atila, y conectó un violento testarazo que batió en su estirada a Roberto. Respiraba el Bernabéu y respiraba Zidane.

El partido era un ida y vuelta vertiginoso, entretenido y fulgurante. Al peso el duelo era del Madrid, pero el Málaga había enseñado alguna de sus costuras defensivas. Con el toque preciso y a veces precioso se rearmó el Real Madrid cosiendo un par de jugadas de esas que sólo se ven en el FIFA.

Vértigo y disfrute

En el 37 Roberto evitó el gol de Cristiano con una mano voladora y una estirada para la foto. El gafe liguero seguía persiguiendo a Ronaldo. Y en el 43 se repitió la misma historia. Cabezazo de CR7 y paradón de Roberto. El portugués juraba en un perfecto y comprensible castellano.

El primer tiempo se murió con un gol anulado al Málaga al filo de que Gil Manzano pitara el final. Baysse se subió a la espalda de Carvajal y cabeceó a la red. El colegiado le pilló y anuló el tanto antes incluso de que la pelota entrara. Míchel protestó amargamente al cuarto árbitro. Y con esa jugada polémica nos fuimos al descanso.

Reanudóse el duelo en el mismo escenario que el primero. Dominaba el Real Madrid, se defendía el Málaga. Pero el Madrid había perdido claridad, como uno de esos días despejados al que de repente le nacen nubarrones. El juego se enredó, Gil Manzano no daba una a derechas y en el Bernabéu sobrevolaba el fantasma de otra pifia.

Cantada de Kiko

Roberto evitó el tanto de Kroos en el 51 con otra buena mano. El Madrid seguía empeñado en no cerrar el partido. Y su empeño le penalizó en el 57 cuando un zurdazo seco del Chory Castro se le coló por debajo de los brazos a Kiko Casilla. Fue una cantada de campeonato, grosera, como alguna de las que tuvo Keylor la temporada pasada. Por algo el club blanco lleva tres veranos buscando portero.

Otra vez debía remar el Madrid. Zidane ponía a Modric a calentar rápido. Quitó del campo a Isco y el Bernabéu silbó el cambio. En el 62 Cristiano Ronaldo falló otro gol clamoroso después de la asistencia de cabeza de Varane. Estaba a dos metros de la portería, pero intentó rematar a la remanguillé y erró.

El Bernabéu empezaba a hartarse de la pasividad de su equipo, que estaba abandonándose sobre el campo. Zidane pensaba qué hacer, pero tardaba demasiado. El Real Madrid lo intentaba, pero era un manojo de nervios. La Liga se iba (aún más) por el sumidero sin que nadie pudiera evitarlo y, lo que es más grave, sin que diera la sensación de un equipo angustiado o agobiado.

Respira Cristiano, respira el Bernabéu

El Málaga se vio arriba y empezó a asomarse con descaro al área de Casilla. El Real Madrid era la verbena de La Paloma, un desastre colectivo, un esperpento atrás, un lío en el centro y una pena delante. Pero entonces por fin Gil Manzano, aunque fuera a la cuarta, vio el penalti del Málaga. Se lo hizo Lucas Hernández a Modric, lo lanzó Cristiano, lo falló, pero marcó en el rechace. Casi ni lo celebró del susto.

Zidane metía a Theo Hernández por un desacertado Kroos. Pasaban los minutos en el Bernabéu y el Real Madrid seguía buscando el cuarto. No lo encontró ni tampoco el Málaga un 3-3 que habría sido un drama en la casa blanca. A final, con sufrimiento, angustia y suspense, los de Zidane salvaron los tres puntos, pero la Liga se ha convertido en un potro de tortura para los blancos.

Lo último en Deportes

Últimas noticias