CAE LA ASISTENCIA UN 21%

El ‘procés’ vacía el Camp Nou

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El Camp Nou se ha convertido en un escenario político.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Camp Nou se ha convertido en uno de los lugares predilectos del procés para manifestar su descontento con España. El estadio del Barcelona ha secundado, a través de pancartas gigantes, tifos y gritos de independencia en el minuto 17 de cada partido, todo lo que ha rodeado a la independencia de Cataluña. Dirigentes de la fallida República Catalana como Puigdemont, Forcadell, Junqueras o los ‘Jordis’ se han dejado ver por el palco azulgrana siendo vitoreados.

Todos esos homenajes orquestados han terminado por espantar paulatinamente a una buena parte público que acudía fiel a su abono en el Camp Nou. En lo que va de temporada, la asistencia ha caído en picado un 21% con respecto al año anterior. Si en la temporada 2016/17, la presencia media de público en Liga fue de 78.575 espectadores, en la presente campaña –donde los resultados deportivos acompañan más que en la pasada– la media se sitúa en los 62.721 espectadores. El procés ha auspiciado una caída del 21% de la afición que acude al Camp Nou y todo sin tener que jugar en días raros como viernes o lunes. Muchos socios se han hartado de la cantinela que se trae un club convertido en la sede social de un político.

La situación preocupa y mucho a una directiva que nunca antes había visto unos índices tan bajos de asistencia. Hay que remontar a la era negra de Joan Gaspart para ver un Camp Nou tan vacío, superando pírricamente el 60% de su capacidad cuando desde la era de Guardiola siempre había vivido en torno al 80%.

Los datos son incluso más preocupantes en Champions League. Todo un señor partido como un Barcelona vs Juventus –la final de la Champions de 2015– sólo congregó a 78.656 aficionados, mientras que los otros dos partidos de la fase de grupos –ante Olympiakos y Sporting de Lisboa– registraron 55.025 y 48.336 espectadores, unas cifras pésimas para un campo donde caben casi 100.000 personas. De hecho, el duelo contra los portugueses fue la entrada más floja desde 2011 cuando un partido ante el Bate Borisov –en festivo y puente en diciembre– sólo llevó a 37.374 aficionados al campo.

El virus se extiende a otros deportes

El problema ya está presente en otros equipos del Barcelona. El Palau Blaugrana presenta cifras irrisorias tanto en baloncesto, balonmano como hockey, raramente se superan los 5.000 espectadores en algún choque. Mientras que el Mini Estadi no alcanza a reunir ni a 3.000 personas en los partidos de fútbol del Barcelona B.

Una buena parte del público soberano ha decidido dar la espalda al Barcelona por su implicación política en el procés. Muchos se han cansado de acudir a un estadio donde se vive en un plebiscito constante y donde se les juzga e incomoda si no siguen a una mayoría que cada es menor en el Camp Nou. Menos política y más fútbol o las arcas de culés seguirán sufriendo el éxodo del público.

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