La Liga quiere el fútbol con público a partir del 29 de junio

Los problemas de los clubes para la vuelta del público al fútbol

La principal preocupación a la hora de que los aficionados vuelvan a los estadios está en el cumplimiento de la distancia social. Sin embargo, no es el único problema al que se enfrentan los clubes con la vuelta de los espectadores a los recintos deportivos

La Liga espera que el público vuelva al fútbol a partir de julio

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Los problemas de los clubes para meter público en los estadios.
Hugo Carrasco

A escasas horas de que se reanude la Liga, la pregunta ahora está en cuándo volverá el público a los estadios. CSD y Gobierno han dejado la puerta abierta a que antes de que termine la temporada los aficionados puedan regresar a los estadios, aunque de forma reducida y siempre cumpliendo con la distancia social. Sin embargo, son varios los problemas a los que se enfrentarán los clubes una vez se deje de jugar a puerta cerrada, y no sólo atañen a mantener un protocolo estricto que prevenga de nuevos brotes de coronavirus.

Cómo elegir quién entra y quién no

Lo que se permitiría en un principio es la entrada de un 30% del aforo al estadio. La mayoría de los 42 equipos de Primera y Segunda división cuentan con un porcentaje ampliamente superior de abonados de la capacidad que estará permitida. Por ello, se verán obligados a establecer un criterio para determinar quiénes son los afortunados que pueden entrar al campo que podría ser por sorteo, en función de la localidad que ocupe o por antigüedad.

Control de accesos y de posibles aglomeraciones

Será sin duda el principal problema al que se enfrenten los clubes. Deberán prestar especial atención a que se respete la distancia social para evitar posibles contagios. La entrada y salida de miles de aficionados a los estadios obligará a que las distintas entidades establezcan estrictos controles para el acceso y que sigan un protocolo igual de rígido a la hora de desalojarlo. El objetivo principal es evitar aglomeraciones en ambos momentos, además de posibles congregaciones de aficionados que no vayan a entrar al partido en los aledaños, como sucedió en el Valencia-Atalanta de Champions.

Control de la distancia en el interior del estadio

Durante los partidos, ya en el interior del recinto, la mirada estará puesta en que el público asistente respete la distancia de seguridad en todo momento. Los aficionados deberán guardar un metro como mínimo de separación entre ellos y, al contrario que los jugadores, no podrán abrazarse para celebrar los goles de su equipo. Algo difícil de controlar cuando las emociones están en su punto más alto.

Miedo a denuncias de aficionados por no poder disfrutar de partidos incluidos en el abono

Los diferentes clubes deberán establecer criterios para decidir quién puede asistir a los partidos y quién no de entre el total de sus abonados. Con ello, se arriesgan a que algunos aficionados que no estén de acuerdo con las medidas puedan denunciarles por incumplir los términos del abono y no poder disfrutar de partidos que están incluidos en él y por los que han pagado.

Cómo distribuir a los aficionados en el estadio

Otro de los criterios que deberán fijar los clubes será el de cómo distribuir al público en el estadio. Cabe la posibilidad de que muchos aficionados asistan a un encuentro en una zona distinta a la que les corresponde por su abono. Los clubes tendrán una difícil papeleta a la hora de solucionar quiénes son los abonados que entran y será complicado que todos los que asistan puedan disfrutar de su asiento y es probable que se vean perjudicados, al asignárseles una localidad peor que la suya.

¿Quién controla el buen comportamiento dentro del estadio?

Es de suponer que el aficionado que se encuentre con el privilegio de estar en ese 30% que puede entrar al estadio es lo suficientemente responsable para hacerlo siguiendo las directrices sanitarias marcadas. Pero, ¿qué sucedería si no fuese así? Debido a la pérdida de ingresos durante el parón, los clubes no quieren poner más seguridad en sus recintos, por lo que los costes para controlar la buena conducta de la afición podrían recaer sobre el Estado, que se vería en la obligación de hacer un mayor despliegue de fuerzas policiales que velen por que se cumpla la distancia social.

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