Se marcha Radomir Antic, el entrenador del histórico doblete del Atlético de 1996
Radomir Antic se ha marchado a los 71 años de edad y ha dejado un inmenso vacío en el mundo del fútbol y especialmente entre los aficionados del Atlético de Madrid. Con el serbio a los mandos, el club rojiblanco recuperó la gloria perdida hace años consiguiendo un doblete de Liga y Copa en 1996 que completó uno de los años más inolvidables en la historia del club.
En el altar de los atléticos, Radomir Antic se encuentra en la misma mesa que Luis Aragonés o Cholo Simeone. Consiguió un doblete que nadie se esperaba con una plantilla que ni mucho menos era la más destacada de la época ante rivales potentes como un Barcelona que vivía la desintegración del Dream Team o un Real Madrid en el que Raúl González empezaba a despuntar.
Con la defensa como baluarte –Molina fue Zamora de la Liga–, el Atlético de Radomir mostró más solidez que ninguno liderando el campeonato durante 39 de las 42 jornadas que duró por estar la Liga compuesta por 22 equipos.
Penev fue el pichichi de un equipo en el que Kiko Narvaez se confirmó como estrella. Simeone guardaba la medular con Vizcaino como dos pitbulls. Caminero y Pantic ponían la imaginación, aunque la llave estaba en una zaga infranqueable con Solozábal, Toni Muñoz, Geli y Santi Denia.
Aquel equipo hizo historia y con letras mayúsculas. De especial recuerdo fue la final de Copa del Rey en Zaragoza. Allí ante un Barça desesperado por sumar un título esa temporada, Pantic culminó el triunfo con un golazo en la prórroga para encumbrar a Antic a los altares del Vicente Calderón.
Este doblete dio crédito a un Antic que fue el entrenador que más tiempo duró al frente del club en la época de Jesús Gil estando tres años en total al cargo para posteriormente ser contratado en dos ocasiones más para salvar al equipo.
Con la muerte de Antic se marcha una leyenda para el mundo rojiblanco. Llegó rebotado del Real Madrid –le echaron cuando era líder– y reconquistó la primera liga para el Atlético de Madrid en 19 temporadas. El serbio fue un soplo de aire fresco para el fútbol español por su enorme personalidad.
«Con la pérdida de Radomir se nos va un pedacito del corazón del club. Con él yo, personalmente, aprendí a ganar, con él aprendí a vivir con pasión los detalles que te hacen mejorar como hombre y como profesional. Tan sólo dar un beso muy fuerte a su mujer Vera, a Dusan y a Ana y decirles que deben estar orgullosos del marido y padre que tuvieron porque, además de haber sido un gran profesional y una maravillosa persona, está en la historia del Atlético de Madrid por méritos propios», las palabras de Miguel Ángel Gil Marín no dejan más que de manifiesto que se marcha una leyenda.