Implosión en la Federación Madrileña de Fútbol: el Secretario General no se habla con Paco Díez

Días convulsos en la Federación de Fútbol de Madrid. El presidente Paco Díez, aferrado a su cargo pese a contar cada vez con menos apoyos en el seno de la institución, está nervioso por una denuncia que fue presentada por Jesús Díaz Peramos ante el Comité Jurisdiccional de la Real Federación de Fútbol de Madrid. Dicho escrito conllevó una apertura de expediente contra el máximo dirigente.

Paco Díez se ha encontrado en las últimas fechas con una serie de contratiempos que han puesto todavía más en jaque su posición en la Federación de Fútbol de Madrid. La división interna es patente en el seno de la Junta Directiva y, según distintas fuentes fidedignas, podrían provocar que hubiera nuevas dimisiones, de miembros de esta, así como del Secretario General, Eduardo Jiménez, con quien el Presidente no mantiene ningún tipo de comunicación desde hace varios meses. Este hecho, se presume muy grave, teniendo en cuenta la labor e interacción diaria que debería haber entre los dos cargos de mayor relevancia en cualquier organización o entidad deportiva a nivel federativo.

Voces discrepantes al Presidente exponen que no se descartan, ni posibles renuncias y que se sumarían a las producidas en fechas pasadas. El entorno pide a Paco Díez que dimita y convoque elecciones de manera inminente ante la probabilidad de una posible inhabilitación. El presidente está denunciado por irregularidades en su gestión al frente de la Federación y tendrá que pasar por los juzgados en los próximos meses a prestar declaración.

Todo esto, está dando como resultado, el descrédito institucional y reputacional que está viviendo una de las Federaciones más importantes de nuestro país y que está instalado de manera perpetua. Por ello, son personas cercanas al Presidente, quienes le aconsejan que no siga siendo un lastre, afectando a todos los de su alrededor, a nivel personal y profesional. Si no llegase esta circunstancia de manera inminente, la frase más mencionada en la sede de Cotorruelo es la de «¡Sálvese quien pueda!», dicen de forma mayoritaria los compañeros de viaje de Paco Díez.