El impactante testimonio de Ralf Schumacher diez años después del accidente de Michael
Ralf Schumacher sigue lamentando el accidente de esquí de su hermano
Se cumplen diez años de la fatídica caída del piloto
El hermano se sincera sobre sus sentimientos durante estos años
Así es la mansión de la familia Schumacher en Mallorca
Ralf Schumacher sigue lamentando el accidente de esquí que sufrió su hermano Michael, siete veces campeón del mundo de la Fórmula 1, y del que se van a cumplir próximamente diez años. El que fuera también piloto de automovilismo confiesa que fue «una muy mala y drástica experiencia» a nivel personal.
«Echo de menos a mi Michael de entonces. La vida es a veces injusta. Michael había tenido suerte a menudo en su vida, pero entonces llegó este trágico accidente. Gracias a Dios hemos podido hacer algo gracias a las posibilidades de la medicina moderna, pero aún así nada es como antes. Puedo decir que su accidente fue una experiencia dolorosa y penosa también para mí», explicó Ralf Schumacher, de 48 años, en declaraciones publicadas este martes por el diario Bild.
El heptacampeón mundial de la Fórmula 1 tuvo un grave accidente mientras esquiaba en los Alpes franceses el 29 de diciembre de 2013, en el que sufrió una grave lesión cerebral. Desde la caída, en la que se golpeó la cabeza contra una roca rompiendo su casco, no ha vuelto a aparecer en público y se desconoce su estado de salud actual. Su hermano apenas había hablando abiertamente de lo ocurrido, pero una década después ha expresado sus sentimientos durante todos estos años, un impactante y doloroso testimonio que está dando mucho que hablar en Alemania.
Alejado de la familia de Michael
El estado de salud de Michael Schumacher sigue y seguirá siendo una incógnita. La familia del Káiser quiere mantenerlo en la más absoluta privacidad y por eso las informaciones son mínimas. Hace unos días, en una entrevista con la revista alemana Bunte, Ralf Schumacher deslizaba también que tiene muy poco contacto con la familia de su icónico hermano, dejando claro que siempre estará ahí para ellos cuando lo necesiten. «Desafortunadamente, a veces la vida no es justa. Tenemos que aceptarlo», afirma el que fuera piloto de 48 años. «Cuando veo a sus hijos Gina-Maria y Mick, mi corazón sonríe. Si alguien de la familia busca mi consejo, ahí estoy. Siguen su propio camino», añadía Ralf Schumacher.
En la entrevista también se le preguntaba al menor de los dos hermanos Schumacher si tenía celos de Michael porque logró mayores éxitos en su carrera deportiva. «Como mucho, un reloj raro que él llevaba y que a mí me hubiera gustado tener también. No, en la familia Schumacher siempre hemos estado unidos. Simplemente no fui lo suficientemente bueno aquí y allá», decía el ahora comentarista televisivo.
Hace unas semanas también se pronunció Felix Damm, abogado de prensa de la familia Schumacher desde hace 15 años. El letrado habló por primera vez de la forma en la que se ha gestionado el tremendo silencio que rodea a la familia, casi desde el primer minuto del terrible acontecimiento y la ausencia de un informe oficial sobre su estado. «Todavía tengo en mi cabeza la imagen de los numerosos periodistas y fotógrafos que, durante días después del accidente, esperaron información fuera del hospital de Grenoble. Para aliviar la presión, las primeras informaciones generales sobre las lesiones se dieron en ruedas de prensa en las que también estuvieron presentes los médicos tratantes. En realidad se trataba de contenido clasificado como privacidad».
Damm explica que incluso se plantearon ofrecer un «informe final» sobre el estado del alemán, pero decidieron que no, porque nunca sería suficiente para la prensa. Es por ello que desde entonces la información que llega sobre Schumacher es mínima y nadie haya dado ningún detalle de su estado: «Siempre se trató de proteger cosas privadas. Por supuesto, discutimos mucho sobre cómo hacerlo posible, así que también consideramos si un informe final sobre la salud de Michael podría ser la forma correcta de hacerlo». «Pero ese no habría sido el final y habría tenido que haber informes constantemente actualizados. Los medios, una y otra vez, preguntarían: ‘¿Y cómo está ahora?’, uno, dos, tres meses o años después del mensaje. Y si luego quisiéramos tomar medidas contra esta información, tendríamos que lidiar con el argumento de la divulgación voluntaria que habríamos hecho», añadió.
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