La Federación Italiana desoye a Europa e impone una norma contra la Superliga

La sentencia de la Superliga ha hecho tambalearse los cimientos del fútbol actual, lo que ha llevado a muchos estamentos a tratar de boicotear su creación. Uno de ellos ha sido la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), posicionada desde un primer momento del lado de la UEFA y del resto de asociaciones miembro. Una de las medidas tomadas la pasada semana para evitar que equipos italianos como Juventus, Inter, Milan o Nápoles puedan lanzar el proyecto, ha sido la de incorporar una cláusula en las condiciones de participación de la Serie A por la que todos los clubes que la integren deben renunciar a participar en campeonatos que no sean reconocidos por FIGC, UEFA y FIFA.

La Federación Italiana obligará a los 20 integrantes de la máxima categoría del calcio a firmar un «compromiso escrito a no participar en competiciones no organizadas por asociaciones privadas» distintas a las mencionadas, en clara referencia a la Superliga. Algo que, por otro lado, va en contra de la sentencia emitida por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. En ella se reconocía el abuso de poder y la actuación como monopolio de la UEFA, dando libertad a los clubes para asociarse de la forma en que quisieran y de crear distintas competiciones.

En el Consejo Federal de la FIGC, celebrado la pasada semana, se establecieron las bases para el sistema de licencias de cara a la próxima temporada. De cara a la inscripción en las competiciones para el curso 2024-25, se estableció que los clubes deberían dejar por escrito su lealtad a la propia Federación Italiana, así como a la UEFA y a la FIFA, renunciando por tanto a la Superliga.

La medida se conoce apenas una semana después de que Luxemburgo diera la razón a los clubes fundadores de la Superliga. Después de más de dos años de litigios, la Justicia ha reconocido la capacidad de los clubes de ser dueños de su destino y poder unirse para crear nuevas competiciones.

Sin embargo, la decisión tomada por la Federación Italiana va totalmente en contra de la resolución de la UE. Si los clubes italianos quieren participar en la Serie A, deberán dejar patente su renuncia por escrito a la Superliga y a participar en cualquier competición que no esté reconocida por los entes que monopolizan el fútbol europeo.

La medida afecta directamente a cuatro equipos. Juventus, Inter de Milán y Milan forman parte de los 12 fundadores la Superliga, mientras que el Nápoles se ha mostrado dispuesto a unirse. Cabe recordar que los tres fundadores renunciaron antes de conocerse la sentencia, ante la posibilidad de que la UEFA les sancionara por ser disidentes. Pese a ello, esa salida no se ha hecho efectiva en su totalidad.

La FIGC se blinda contra la Superliga

Por el momento, más allá de Real Madrid y Barcelona, únicos de los 12 fundadores que se mantienen firmes en el proyecto inicial de la Superliga, pero han sido varios los que han abierto la puerta a sumarse a la competición que pretende sustituir a la Champions League. Entre ellos, está el Nápoles, que a través de su presidente, Aurelio de Laurentiis, ha manifestado su intención de reunirse y hablar con los promotores de la idea.

Para evitar que más clubes se sumen a la idea del Nápoles o que los tres grandes acaben dando marcha atrás en su decisión actual de mantenerse al margen de la Superliga, la Federación Inglesa se ha blindado con una nueva ley que es, cuanto menos, cuestionable en cuanto a su legalidad. Así lo revela Calcio e Finanza.

Sin ir más lejos, la pasada semana, antes de conocerse la sentencia, el presidente de la FIGC, Gabriele Gravina, volvía a cargar contra la Superliga: «Fuimos la única federación que tomó una posición muy clara: estamos totalmente en contra. Existe una norma de nuestra federación según la que, si alguien se suma a ese proyecto, sale del sistema federal del fútbol».