Dembélé vuelve a resbalar
El empate logrado por el Getafe en el Camp Nou dejó varios puntos a observar en el Barcelona por su bajo rendimiento. Entre todos ellos destacó, para mal, la actuación de Ousmane Dembélé, que fue buscado como revulsivo por Ernesto Valverde en la segunda mitad, pero lo único que consiguió fue entorpecer la circulación culé y hacer fruncir el ceño a más de un seguidor azulgrana.
El extremo francés saltó al terreno de juego en el minuto 62 de partido, para tratar de revolucionar un partido que se había enquistado para el conjunto azulgrana. El Barça necesitaba el desequilibrio de Dembélé, pero los nervios, las imprecisiones o la mala suerte impidieron al joven mantenerse incluso en pie en varios tramos de partido. Varios fueron los resbalones que provocaron los murmullos en la grada del Camp Nou, donde a pesar de la juventud del protagonista, empiezan a pensar que la inversión realizada hace unos meses por Ousmane fue desmesurada.
Desde la derecha, la profundidad del Barcelona sí residió en la posición de Dembélé, pero el peligro se redujo a las caídas a banda de Suárez y Messi y las subidas de Sergi Roberto. Después de un mes de lesión, al francés se le pueden perdonar ciertas cosas, pero los 140 millones pagados por sus servicios pesan como una losa a la hora de observarle y parecen afectar al jugador, al que se le ve agarrotado, representando una figura totalmente distinta a la que se vio en el Borussia Dortmund.
Las estadísticas de Dembélé en el Barcelona llaman la atención por su escasez de producción, directamente proporcional a las constantes ausencias por lesión con las que ha tenido que lidiar. A sus 20 años, una edad en la que jugar muchos partidos resulta capital, Ousmane sólo ha podido disputar ocho, y en el Barcelona siguen esperando que algún día, a poder ser cercano, llegue su mejor versión, la que maravilló al continente europeo gracias a su verticalidad y espectacularidad.