Un Barça vulgar sin Messi remonta ‘in extremis’ al Bayer Leverkusen

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Luis Suárez celebra el segundo gol del Barcelona ante el Bayer Leverkusen. (Getty)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

«Sin ti no soy nada», cantaba Amaral en uno de sus éxitos más recordados. El título de esta canción bien podría aplicarse al Barça sin Messi. Ante el Bayer Leverkusen, el primer partido con el argentino de baja, los azulgranas mostraron, una detrás de otra, todas sus miserias.

Un equipo desnortado, vulgar como un tronista y plano como el vientre de Irina Shayk.

Un equipo sin líder, como el PP desde que se fue Aznar.

Un equipo con menos peligro que los cuchillos del McDonalds.

Un equipo sin plan ni futuro, como Artur Mas y sus compinches.

Un equipo donde sus jugadores se empequeñecieron como si les hubieran capturado los jíbaros.

Un equipo sin Messi.

El partido ante el Leverkusen (perdón por ser pesado, el primero sin Messi) demuestra que el Barça depende más del argentino que la selección española de baloncesto de Pau Gasol. Y a Leo aún le quedan semanas para volver. Nadie quería la pelota y cuando a alguno le llegaba a los pies, le quemaba como si fuera un pan sacado del horno.

Neymar lo intentó, pero no es Messi. El jugador más caro de la historia de este planeta (y de otros, si suponemos la existencia de vida inteligente ahí fuera) intentó sus virgerías pero fueron sólo fuegos artificiales. Demasiado poco para quien aspira a ser el heredero y tiene talento de sobra para serlo. Y un padre que le cuida, también.

Repitieron los de Luis Enrique, huérfano en el banquillo sin su entrenador en el campo, el guión de Balaídos, así en plan pupas: cantada de Ter Stegen, que va camino de hacer bueno a Pinto, y nueva lesión, esta vez de Iniesta. Todo lo que podía ir mal, iba mal, y lo que no iba mal, empeoraba.

El Bayer Leverkusen tuvo el partido ganado, pero le faltaron oficio, personalidad y pelotas para aguantar los últimos diez minutos, porque los noventa en el Camp Nou también son molto longos. Sergi Roberto y Luis Suárez dieron la vuelta al partido en dos minutos ante el gesto cabizbajo de unos alemanes que se comportaron como griegos. Los aficionados del Barça respiraban aliviados antes de irse directos a hacer cola a los hospitales de la Ciudad Condal para donar sus rodillas a Messi para que vuelva cuanto antes.

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