Obligados a aceptar su salida rumbo al Atlético de Madrid

El Barça, contra las cuerdas con Griezmann

El acuerdo que ya existe con el francés es clave para presionar al Barça, que no puede asumir su salario

Los rojiblancos se preparan para esperar, si es necesario, al último día de mercado

La tarea prioritaria ahora mismo es darle salida a Saúl, sin sitio en la plantilla

Mañana será el primer día clave: Griezmann debe reincorporarse a los entrenamientos

El Barça, contra las cuerdas con Griezmann
Antoine Griezmann.
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

Con las cartas repartidas y las apuestas sobre la mesa, Gil Marín y Joan Laporta se miran a los ojos en busca de un signo de flaqueza. Ninguno quiere ser el primero en lanzar el órdago, pero existe una baza que puede hacer virar el desarrollo final de la partida: la voluntad de Antoine Griezmann. El Barcelona ha descartado el trueque con Saúl en busca de un mejor acuerdo económico porque está convencido de que el Atlético ya ha alcanzado un trato con el francés, pero ahora debe hacer frente a su salario y eso sobrepasa sus posibilidades en el límite salarial salvo que haga malabares. No pueden mantenerlo y eso lo saben tanto Gil Marín como el propio Griezmann, que están convencidos de que el tiempo es su mejor aliado. De hecho, están preparados para esperar, si es necesario, al dos de septiembre, último día de mercado.

Pero en el juego del gato y el ratón en el que los dos clubes se han enzarzado existe otra variante que lo condiciona todo, el futuro de Saúl Ñíguez. El jugador alicantino ya no entra en los planes del Atlético, sobre todo tras la llegada del argentino Rodrigo De Paul, predestinado a arrebatarle la mayor parte de su protagonismo. Vender a Saúl, uno de los futbolistas con más salario de la plantilla -siete millones de euros anuales- es crucial para poder afrontar la llegada de Griezmann. Hablando claro: si no sale Saúl no puede entrar el francés.

Una vez descartado el trueque con el Barcelona sólo queda venderlo fuera de España. El Liverpool parece ser el más interesado, con una propuesta que rondaría los 40 millones de euros fijos más otros 10 en variables. Está lejos de lo que pretendía obtener el Atlético por el que estaba llamado a ser uno de los mejores centrocampistas del mundo de su generación, pero tal y como está el mercado y, sobre todo, tras las dos últimas temporadas del jugador, difícilmente podrá optar a algo mejor.

Una vez vendido Saúl llegará la segunda parte: convencer al Barcelona, que ahora pretende obtener una importante cantidad económica a cambio de la libertad de Griezmann. Y es que, desde luego, tras lo sucedido el año pasado con Suárez, sería imposible justificar que se refuerce a un rival directo con un jugador por el que se han pagado hace sólo dos temporadas 135 millones de euros -120 más 15 en variantes-….a ese mismo club. Por mucho que el Atlético se haga cargo de la ficha del francés la sensación de debilidad que emitiría Joan Laporta sería enorme.

La solución para el Barcelona pasa por traspasar a Griezmann fuera de España. Ahí se evita problemas, pero de nuevo choca con un muro: primero encontrar un club dispuesto a pagar traspaso y a hacerse cargo de su salario; segundo, convencer al jugador de que acceda. Y sí, es cierto que si el francés se niega se le puede declarar en rebeldía, pero habría que seguir abonándole íntegramente la ficha y eso, desde luego, no es un buen negocio. Mañana martes se empezarán a ver cuáles son las intenciones del francés, que debe reincorporarse a los entrenamientos con el Barcelona.

Al final todos los caminos conducen a una entente entre Atlético y Barcelona que no erosione las relaciones entre los dos clubes. Quizás la solución sea una cesión con opción de compra obligatoria que permita trasladar a la siguiente temporada el primer plazo de amortización de Griezmann. Así unos pueden inscribir en la Liga a Messi y otros al francés escapando el control salarial. Esa parece la solución más lógica pero lo cierto es que estamos aún en medio de la partida y nadie ha enseñado aún sus cartas. Va para largo, así que mejor ponerse cómodos.

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