Atlético de Madrid

El Atlético se juega en Valladolid mucho más que una Liga

Ganar o perder la Liga será decisivo en la planificación de la próxima temporada

La continuidad de Simeone parece segura, pero dependerá de su voluntad

Pase lo que pase por lo menos habrá un traspaso, y el gran objetivo es recuperar a Griezmann

Simeone
Simeone durante un partido del Atlético de Madrid. (AFP)
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

Ganar o perder la Liga significa una gran diferencia en el caso del Atlético de Madrid. Dejar escapar un título que ha estado al alcance de la mano durante toda la temporada y, sobre todo, hacerlo de nuevo ante su principal enemigo, el Real Madrid, que en la era Simeone ya le ha privado de dos Champions, desataría una enorme crisis de identidad en un club que atraviesa un delicado estado económico y que, en cualquier caso, deberá asumir sacrificios para el próximo curso. Parece segura la continuidad del entrenador, aunque dependerá de su voluntad, se producirá por lo menos un traspaso y el gran objetivo es recuperar a Griezmann, aunque hay que generar dinero suficiente para pagarlo.

En la víspera de la finalísima de Valladolid existe cierta corriente de confianza en el Atlético de Madrid, que depende exclusivamente de sus posibilidades frente un rival ante el que nunca ha perdido Simeone. Sin embargo el nivel de sufrimiento al que se llegó ante Real Sociedad y Osasuna mantiene a los rojiblancos en estado de máxima alerta y con la mosca detrás de la oreja porque, además, el otro candidato al título es el Real Madrid y hasta ahora los blancos han sido la bestia negra de Simeone. La Copa del Rey de 2013, ganada en el Bernabéu, una Supercopa de España y otra de Europa son los clavos ardiendos a los que se aferran los atléticos para negar la supremacía madridista, pero falta por arrebatarles un gran título. Como por ejemplo esta Liga. Perderla ante el Real Madrid haría mucho, muchísimo daño. Sería un golpe directo a la línea de flotación.

En principio, pase lo que pase, la continuidad de Simeone parece garantizada. Entre otras cosas porque tiene contrato en vigor. El club no sólo no tiene ninguna duda al respecto, sino que lleva meses negociando una prórroga de dos años. Sin embargo dependerá de la voluntad del argentino, que ya tras perder la final de la Champions de Milan se enfrentó a una crisis de identidad que estuvo a punto de desembocar en su salida del Atlético. Ahora no se espera nada parecido, pero hay que aguardar al desenlace del campeonato y ver cuál es la reacción del club, cuya vehemencia es de sobras conocida.

En cualquier caso, sea o no campeón el Atlético, lo que es seguro es que por lo menos va a haber un traspaso. El club necesita hacer caja porque la merma de ingresos a causa de la pandemia le ha hecho mucho daño y se encuentra falto de liquidez. Pese a que oficialmente se vende otra cosa, el jugador del que les gustaría deshacerse es el portugués Joao Félix que, más allá de algún pico puntual, nunca ha estado a la altura de la inversión de 127 millones que supuso para las arcas atléticas. Joao Félix y Simeone no han estado nunca en la misma onda y a las dos partes les interesa separarse, pero el problema es encontrar a alguien que quiera pagar lo que costó el jugador. En este sentido un trueque con el Barcelona por Griezmann está descartado. El francés interesa y mucho al Atlético, pero es imprescindible sacar por Joao más de 100 millones de euros, y a día de hoy una cantidad de ese calibre sólo puede obtenerse de algún club inglés o del PSG. La Juventus está muy interesada, pero económicamente está muy tocada y sólo está en condiciones de ofrecer jugadores, como Dybala o Bentancour. Tampoco interesa.

La venta de Joao es el objetivo número 1, pero si no puede cumplirse hay más jugadores en la lista. El francés Lemar sería el segundo. Ha dado un salto de calidad, pero carece de gol -uno solo en el Campeonato- y por edad se puede sacar por él un buen traspaso. Ojo en su caso al Bayern, que ya tocó a su puerta el pasado verano. Lemar costó 72 millones de euros y además el Atlético sólo detenta el 70% de sus derechos. Si se recuperara ese dinero podría dedicarse a financiar la recompra de Griezmann, que es el fichaje que anhela el Cholo.

Saúl tampoco tiene garantizada su continuidad. Es otro jugador con mercado, por edad y condiciones, y sería la tercera vía desde la que obtener dinero. En Inglaterra podría tener mercado. En Inglaterra podría tener mercado. En cambio, está descartado que se traspase a Marcos Llorente salvo, por supuesto, que algún club pague su cláusula de 150 millones, algo poco probable. El Atlético quiere mejorar el contrato de Llorente y aumentarle dos años su vinculación con la entidad. Toda una declaración de intenciones de la evidencia de que se ha convertido en una de las piezas angulares del proyecto.

Todos estos movimientos de salida tienen un solo objetivo: recaudar una cantidad lo suficientemente atractiva como para sacar a Griezmann del Barcelona y devolverlo al Metropolitano, en la que es la meta del Atlético este verano por petición expresa del entrenador. Para financiar la vuelta del Principito es necesario liberar una gran cantidad de masa salarial, y eso pasa por vender a algún jugador con ficha alta: son los casos de Joao, Saúl y Lemar. Por ahí se podría obtener el dinero necesario para convencer a un Barcelona que tampoco cuenta con el jugador, sobre todo tras la llegada de Depay y y Agüero, y que podría destinar ese capital a la renovación de Leo Messi.

Queda por último el caso de Luis Suárez. El uruguayo tiene un año más de contrato, pero dispone de una cláusula unilateral que le permite rescindirlo si le llega una oferta que le interese más. En el Atlético están divididos. Por una parte le avalan sus 20 goles, pero por otra existen indicios evidentes de que su declive físico es imparable. Suárez le supone un enorme coste económico y hay dudas razonables de que la próxima temporada pueda repetir los números de ésta. Si se queda, perfecto, pero si se va tampoco se rasgará nadie las vestiduras. Ahí de lo que se trata es de acertar con su sustituto, pero si se consigue la vuelta de Griezmann el problema es menor.

Todo eso empezará a debatirse el sábado a las ocho y media de la tarde, cuando se sepa ya si el Atlético es o no campeón de Liga. Hasta entonces los cinco sentidos están puestos en Zorrilla, en uno de los partidos más importantes de la historia del club. Un partido que hay que ganar sí o sí porque no hay absolutamente nadie que confíe en un resultado positivo del Villarreal en Valdebebas.

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