5 errores que cometes en pádel que no te dejan mejorar: deja de regalar puntos
El pádel, que combina técnica, estrategia y reflejos, es un deporte que ha crecido de forma exponencial
Pero hay ciertos hábitos que impiden mejorar a las personas que lo practican
A continuación, repasamos 5 errores comunes que probablemente estés cometiendo

El pádel, que combina técnica, estrategia y reflejos, es un deporte que ha crecido de forma exponencial en los últimos años. Sin embargo, su aparente sencillez esconde detalles que marcan la diferencia entre un jugador que avanza y uno que se estanca. En cada partido, incluso los más experimentados pueden caer en hábitos que no solo les impiden mejorar, sino que además les llevan a regalar puntos valiosos. Identificar y corregir esos fallos es clave para progresar. A continuación, repasamos 5 errores comunes que probablemente estés cometiendo y que conviene erradicar cuanto antes.
El primero es golpear fuerte pensando que la potencia garantiza un mejor golpe. Es un error tentador porque sientes que una pelota más rápida intimida al rival, pero la realidad es que sin control esa potencia se vuelve en tu contra. Un golpe potente que termina en la red o fuera de la pista no es un golpe ganador, sino un punto regalado. El pádel premia la precisión, la colocación y el ritmo inteligente más que la fuerza bruta. Reducir la velocidad, cuidar la dirección y buscar zonas incómodas para el rival te dará más victorias que cualquier remate al límite.
El segundo error frecuente es no usar el cristal a tu favor. Muchos jugadores ven el rebote como un momento de riesgo o incomodidad, cuando en realidad es una oportunidad táctica. El cristal, especialmente en defensa, es tu aliado porque te concede tiempo para reposicionarte, pensar y elegir el golpe más efectivo. Evitarlo por miedo te obliga a responder de forma precipitada, lo que aumenta el margen de error. Dominar los golpes tras la pared te permitirá devolver bolas que, de otro modo, serían prácticamente imposibles.
Errores comunes en el pádel
En tercer lugar encontramos pararte mal en defensa. No es lo mismo defender con el cuerpo rígido y los pies planos que hacerlo con las piernas flexionadas y el peso ligeramente hacia delante. La posición corporal es el cimiento de tu capacidad de reacción: si estás bien apoyado, podrás moverte hacia cualquier lado con rapidez y precisión. Muchos puntos se pierden por estar mal plantado al momento de recibir, lo que reduce la capacidad de ajuste. Adoptar una postura activa, con rodillas semiflexionadas, talones apenas levantados y mirada al frente, es fundamental para defender con eficacia.
El cuarto error es mirar únicamente a la pelota y olvidarte del rival. Observar la trayectoria de la bola es natural, pero centrar toda tu atención en ella te priva de información esencial: la postura, el armado y la ubicación del adversario. Un buen jugador sabe leer las señales que da su oponente: un cambio en la empuñadura, un pie adelantado o una posición lateral pueden anticipar un globo, una bandeja o un remate. Alternar la mirada entre la pelota y el rival te permitirá anticiparte y colocar tu cuerpo antes de que el golpe llegue, transformando la defensa en un ataque.
Por último, no calentar antes de jugar es un fallo que parece menor hasta que aparecen las consecuencias. Entrar frío a la pista no solo aumenta el riesgo de lesiones musculares o articulares, sino que además provoca arranques lentos y errores por falta de coordinación. Un breve calentamiento ,que incluya movilidad articular, activación cardiovascular y unos golpes suaves con tu compañero, puede marcar la diferencia entre empezar el partido metido en ritmo o regalar el primer set.