Salud

«Va a llover y me duele la rodilla»: los expertos explican la relación entre el tiempo y tus dolores

Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Las condiciones climáticas han sido objeto de especulación en relación con el dolor muscular y articular. Se ha observado que las altas temperaturas y la baja humedad pueden aumentar el riesgo de brotes de gota. En casos de gota, el clima cálido puede desencadenar deshidratación y elevar los niveles de ácido úrico. Sin embargo, la conexión no es tan clara en enfermedades musculoesqueléticas crónicas.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Sydney en Australia ha llevado a cabo un metanálisis exhaustivo que ha examinado estudios cruzados de casos para evaluar el riesgo temporal de eventos relacionados con la salud musculoesquelética y sus asociaciones con diversos parámetros climáticos como la temperatura, humedad relativa, presión atmosférica y precipitación.

La curiosa relación entre el tiempo y los dolores

De entre los 1.107 estudios analizados en la búsqueda, se seleccionaron 11 (que involucraron a 15.315 participantes), los cuales proporcionaron datos sobre 28.010 eventos en un total de 102.536 periodos de control. Estos estudios abordaron siete condiciones musculoesqueléticas diferentes.

La profesora Manuela Ferreira, de la Iniciativa de Salud Musculoesquelética de Sydney, destaca que existe una percepción generalizada de que los síntomas musculoesqueléticos, como el dolor de espalda, de cadera o los síntomas artríticos, se agravan bajo ciertas condiciones climáticas. Sin embargo, su investigación desafía esta noción al mostrar que, independientemente de si llueve o hace sol, el clima no está directamente relacionado con la mayoría de los dolores y molestias.

El estudio, realizado en el Instituto Kolling de Sydney, identificó que la osteoartritis de rodilla o cadera era la afección más común, seguida del dolor lumbar y la artritis reumatoide. Los resultados revelaron que cambios en la temperatura, humedad, presión atmosférica y lluvia no parecen aumentar el riesgo de síntomas de dolor en rodilla, cadera o espalda baja, ni están vinculados con nuevos eventos que requieran atención médica por artritis.

Este estudio es pionero en su enfoque al evaluar específicamente el papel de factores de riesgo transitorios y modificables, como el clima, en los síntomas musculares y articulares. Los hallazgos desmienten un mito médico común y enfatizan la importancia de que los pacientes no permitan que el clima influya en sus opciones de tratamiento. Según Ferreira, tanto pacientes como médicos deben enfocarse en el manejo de la afección, incluyendo el control del peso y el ejercicio, en lugar de preocuparse por el clima.

Cómo influye el frío

Aunque los huesos no están directamente relacionados con la sensación de dolor por cambios climáticos, las articulaciones sí pueden verse afectadas por el tiempo.

El frío puede provocar contracción muscular, así como vasoconstricción, reduciendo el flujo sanguíneo y la elasticidad muscular. Además, tendemos a contraernos inconscientemente para mantener la temperatura corporal, lo que provoca rigidez muscular.

Los cambios en la presión atmosférica, conocidos como cambios barométricos, también pueden influir en el dolor articular. La presión afecta a las terminaciones nerviosas sensitivas, desencadenando la liberación de sustancias proinflamatorias por los baroreceptores, lo que puede aumentar el dolor en las articulaciones.

Tanto el frío como los cambios de presión pueden alterar la viscosidad del líquido sinovial, que lubrica las articulaciones y las protege de impactos. Si este líquido se vuelve más espeso, puede provocar rigidez y aumentar la fricción articular.

Para mitigar los efectos de estos cambios en la salud musculoesquelética y prevenir problemas, es crucial seguir ciertas pautas:

  • Realizar ejercicio físico regularmente y de intensidad moderada para fortalecer músculos y estructuras.
  • Practicar estiramientos suaves para preparar las articulaciones antes de cualquier actividad física.
  • Aplicar calor localmente de manera suave para aliviar molestias musculares o articulares.
  • Mantener una postura adecuada y evitar esfuerzos excesivos que puedan dañar las articulaciones.
  • Evitar cambios bruscos de temperatura que puedan afectar la sensibilidad de las articulaciones.
  • Seguir una dieta equilibrada que incluya nutrientes esenciales para la salud articular, y considerar la suplementación bajo supervisión profesional si es necesario.

Enfermedades reumáticas

En España, aproximadamente una de cada cuatro personas mayores de 20 años padece una enfermedad reumática, lo que las convierte en las principales enfermedades musculoesqueléticas crónicas en adultos jóvenes, con una mayor incidencia en mujeres.

La Sociedad Española de Reumatología (SER) destaca que alrededor del 25% de la población adulta en España sufre alguna enfermedad reumática. Estas enfermedades tienden a manifestarse en mujeres jóvenes, especialmente en el momento en que consideran la maternidad.

La artritis reumatoide, una enfermedad crónica que afecta a alrededor de 300.000 personas en España según el estudio Episer de la SER, se caracteriza por dolores inflamatorios en articulaciones periféricas como manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas.

Los avances tecnológicos y farmacológicos recientes han mejorado significativamente la calidad de vida de estos pacientes, permitiéndoles retomar actividades previas. Un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno son fundamentales para controlar la enfermedad y mejorar el pronóstico a largo plazo.

La artritis reumatoide suele afectar a personas de mediana edad o mayores y se manifiesta con dolor articular simétrico, especialmente en manos, pies y rodillas.

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