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Mari, pescadera del mercado de Murcia advierte sobre cómo descongelar bien el marisco: «Si no se hace así se pone negro»

Cómo descongelar el marisco
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Durante las fiestas navideñas, el marisco se convierte en protagonista indiscutible de las celebraciones familiares. Gambas, langostinos y cigalas ocupan un lugar central en las mesas, y muchos optan por comprar estos mariscos con antelación y congelarlos hasta Nochebuena o Nochevieja. Sin embargo, tal y como alerta Mari, una pescadera del mercado de Murcia, no todo el mundo sabe cómo descongelar bien el marisco, y hay quienes acaban cometiendo errores que arruinan por completo el plato.

Ante esta situación, Mari, ha publicado un vídeo en TikTok en el que lanza una advertencia clara y directa que se ha hecho viral en redes sociales: «El marisco nunca se puede descongelar en la nevera. Si se hace así, se pone negro». Su consejo, basado en la experiencia heredada de generaciones y en décadas detrás del mostrador, propone un método sencillo, eficaz y tradicional que, según asegura, «nunca ha fallado».

¿Cómo descongelar el marisco?

@pescadera.mari♬ sonido original – Pescadería Mari

Mari habla con la seguridad de quien lleva toda una vida trabajando con marisco y pescado. En primer lugar, alerta de un error que, por desgracia, es muy habitual: sacar las gambas del congelador y dejarlas descongelar en la nevera. Aunque este método es el más recomendado para otros alimentos, como la carne, en el caso del marisco resulta perjudicial. «La gamba, cuando se congela, se queda hecha un bloque. Si tú la pasas a la nevera, se compone mal, se oxida y se pone negra», comienza explicando.

Lo que ocurre es el proceso de descongelación en la nevera es lento e irregular, lo que favorece una serie de reacciones químicas que alteran el color y la textura, ya que el marisco es extremadamente sensible a los cambios de temperatura y humedad. ¿El resultado? Unas gambas con un aspecto poco apetecible y textura blanda, justo lo contrario de lo que se espera en una comida especial.

Frente a estas práctica, la pescadera murciana propone un truco muy sencillo para descongelar marisco, heredado de generaciones anteriores. «Así lo hacían los abuelos de Paco, sus padres, y a nosotros nunca nos ha fallado», explica con naturalidad. El procedimiento comienza varias tres o cuatro antes horas de comerlo.

El primer paso es sacar el marisco congelado de su envase y colocarlo en una tarrina grande. A continuación, se cubre completamente con agua fría. El detalle clave llega después: añadir un puñadito de sal. «La gente siempre pregunta por qué hay que echarle sal», comenta Mari. La explicación es la siguiente: la sal evita que el marisco absorba el sabor del agua dulce y que su carne se reblandezca. Sin sal, las gambas pierden firmeza y textura.

El siguiente paso consiste en partir un limón y añadirlo al agua. Este cítrico ayuda a preservar el color natural del marisco y aporta frescura durante el proceso de descongelación. «En media hora ya veréis que se empieza a separar, aunque si son cigalas puede tardar un poco más», apunta.

Aunque el método de Mari se basa en la tradición, también tiene una explicación científica. El agua fría permite que el marisco se descongele de manera uniforme sin elevar la temperatura del producto, lo que reduce el riesgo de proliferación bacteriana. Mientras, la a sal equilibra la salinidad natural del marisco, evitando que las fibras musculares absorban agua dulce y se rompan, lo que provocaría una textura blanda y acuosa. El limón, por su parte, actúa como antioxidante natural, ayudando a prevenir la oxidación que provoca el oscurecimiento de la carne.

Una vez el marisco está completamente descongelado, Mari recomienda sacar las gambas del agua, escurrirlas bien y secarlas cuidadosamente con papel absorbente. A partir de ahí, el marisco está listo para cocinar o consumir, dependiendo de si se trata de producto crudo o previamente cocido. «Os puedo asegurar que no vais a fallar», insiste Mari. «El marisco va a parecer como el primer día».

Preparar unas buenas gambas esta Navidad

Para hacer gambas cocidas, se pone abundante agua a hervir con sal gruesa. La proporción adecuada es de unos 60 gramos de sal por litro de agua, para imitar la salinidad del mar. Cuando el agua hierve con fuerza, se añaden las gambas y se cuecen solo uno o dos minutos, dependiendo de su tamaño. En cuanto cambian de color, se sacan rápidamente y se pasan a un recipiente con agua fría y hielo para cortar la cocción.

Si se prefieren a la plancha, se calienta bien una plancha o sartén amplia sin añadir aceite. Cuando esté muy caliente, se colocan las gambas y se espolvorean con sal gruesa. Se hacen apenas un minuto por cada lado, hasta que la cabeza y el cuerpo tomen un tono rojizo. No conviene darles muchas vueltas, ya que se resecan con facilidad.

Servidas al momento, con un toque de sal y, si se desea, unas gotas de limón, las gambas están riquísimas.

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