Un jubilado sale a tomar una cerveza y acaba perdido en la jungla en Tailandia
Lo que ha sucedido esta semana en Tailandia podríamos considerarlo inédito. Es cierto que el disfrutar de una noche de locura y alcohol se asocia a los jóvenes, pero esta historia demuestra que no hay límite de edad para beber más de la cuenta. Franciscus Johannes van Rossum es un jubilado de 78 años que salió a tomar una cerveza a las 14:00 horas en Tailandia. Hasta aquí todo bien.
Casado con una mujer tailandesa, ambos residen desde hace años en la provincia de Phetchaburi del país asiático. Cuando llegó al bar, pidió una pinta. Aunque pueda parecer algo inofensivo, desde este momento todo se empezó a complicar.
Finalmente se pidió cinco botellas de la cerveza tailandesa Chang y, alrededor de las 17:00 horas, se subió a una moto. La investigación ha determinado que en primer lugar se dirigió a un templo budista y, a continuación, al bosque de Khong Ta Bang, donde le pilló una tormenta por sorpresa y se desorientó.
Cuando se hizo de noche, su mujer Rachot Chanwijit, se preocupó. Tal y como ha explicado a la policía, le llamó varias veces y, como no respondía, fue al bar, pero no estaba allí. Al día siguiente él le llamó para decirle que se había ido con su moto hasta el bosque, pero no sabía exactamente donde estaba. De pronto la llamada se cortó, y ya no pudieron volver a contactar.
24 horas más tarde, volvió a llamarle para decirle que la batería de su teléfono estaba a punto de agotarse y que no tenía forma de llegar a casa porque el aceite de su moto se había acabado. Fue entonces cuando Rachot Chanwijit decidió llamar a la policía.
Los agentes trataton de rastrear sus movimientos. La última evidencia de Franciscus Johannes van Rossum se registró en las cámaras de seguridad en el distrito de Kaeng Krachan, a 40 kilómetros de distancia del bar.
Finalmente las autoridades enviaron equipos de búsqueda al bosque de Khong Ta Bang para dar con el paradero del hombre. Sin embargo, fueron los locales quienes lo encontraron durmiendo en un charco. Estaba hambriendo, fatigado y deshidratado. Además, tenía algunos cortes y rasguños en el cuerpo, así como multitud de picaduras de mosquito.
Por suerte, la «aventura» del jubilado en la jungla de Tailandia quedó en un susto: » Me sentí muy aliviado cuando escuché a la gente local. Me salvaron la vida. Estoy muy feliz de estar a salvo y ver a mi esposa nuevamente».
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