Creyó que era gratis, aceptó sin leer las condiciones y ahora le ha llegado una factura de 9.000 euros de Google
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En el mundo digital actual, es habitual que usuarios y desarrolladores busquen herramientas en la nube para llevar a cabo sus proyectos, desde análisis de datos hasta entrenamiento de modelos de inteligencia artificial, como Google Cloud, Amazon Web Services o Microsoft Azure. Sin embargo, lo que muchos ignoran es que estas plataformas, pese a ofrecer acceso a conjuntos de datos públicos y servicios gratuitos, a veces tienen costes ocultos. Esto fue lo que le ocurrió a Tim, un desarrollador que quiso probar con datos abiertos sin imaginar que esa curiosidad le costaría una factura de miles de euros.
El caso de Tim se ha hecho viral porque pone en evidencia una realidad poco discutida: es indispensable conocer a fondo los entornos en la nube antes de aventurarse en ellos. El incidente ha generado un gran debate sobre la claridad de los precios, la responsabilidad de las plataformas en informar a los usuarios y la necesidad de educar a quienes se adentran en el universo digital. Es un recordatorio de que, en la era de la información, el conocimiento técnico es tan esencial como saber leer la letra pequeña.
La desorbitada factura de Google Cloud
Todo comenzó cuando Tim decidió proba el HTTP Archive, una base de datos pública que recopila información sobre el comportamiento de los sitios web a lo largo del tiempo. Este archivo, alojado en la plataforma BigQuery de Google Cloud, parecía la fuente perfecta para hacer pruebas y realizar análisis de gran escala. Al tratarse de un conjunto de datos público, Tim asumió que no tendría que pagar nada por usarlo. Una suposición lógica para muchos, pero errónea en este caso.
Lo que Tim no sabía era que, si bien el acceso a los datos del HTTP Archive es gratuito, hay que pagar por el procesamiento de esos datos a través de BigQuery. Por lo tanto, en cuanto Tim ejecutó su script para analizar los datos, comenzó a generar cargos por cada consulta realizada. Para cuando se dio cuenta, la factura ascendía a 14.000 dólares, es decir, unos 9.000 euros.
Lo más preocupante del caso es que Google no anuló el cobro, a pesar de que Tim argumentó que se trataba de un error. El medio noruego Kode24 se hizo eco del incidente y rápidamente se viralizó, ya que muchos desarrolladores se sintieron identificados. No era el primer caso. De hecho, varios usuarios han reportado situaciones similares en distintos países, en las que acabaron recibiendo facturas inesperadas tras utilizar servicios en la nube que pensaban eran gratuitos.
Este tipo de situaciones ponen en tela de juicio la transparencia de las plataformas de computación en la nube. Las tarifas pueden estar disponibles en páginas web, pero suelen estar redactadas en lenguaje técnico y en estructuras que dificultan su comprensión. Además, el uso de términos como «datos públicos», «uso gratuito» o «consulta sin coste» puede inducir a error.
Tras la polémica, se actualizó la página del HTTP Archive para incluir advertencias más claras sobre los costes asociados a BigQuery. Esta reacción, aunque necesaria, fue tardía para Tim y otros afectados. También evidencia que la responsabilidad no puede recaer únicamente sobre los usuarios. Las empresas que ofrecen estos servicios deben adoptar una política más proactiva para evitar este tipo de malentendidos.
Por otro lado, una de las principales recomendaciones de los expertos es configurar límites de gasto en las cuentas de Google Cloud. Estas herramientas permiten establecer un techo de gasto mensual, recibir alertas cuando se superan ciertos umbrales y, en algunos casos, pausar los servicios automáticamente si se alcanza el límite fijado.
Otro consejo clave es leer con atención la documentación técnica y las condiciones de uso, incluso cuando se trate de recursos «públicos». Este término puede dar la impresión de que todo el proceso es gratuito, cuando en realidad solo el acceso inicial lo es.
Recomendaciones adicionales
Lo que le ha ocurrido a Tim no debería disuadir a curiosos, investigadores o desarrolladores de probar herramientas como BigQuery o Google Cloud. Sin embargo, sí debe servir como recordatorio de que, incluso en el entorno digital, no todo lo que parece gratuito lo es.
Para quienes dan sus primeros pasos en la computación en la nube, lo más aconsejable es comenzar con cuentas gratuitas, aprovechar los créditos de bienvenida que muchas plataformas ofrecen y seguir tutoriales oficiales que enseñan cómo evitar gastos innecesarios. También es recomendable utilizar entornos de prueba controlados, donde las acciones estén limitadas y monitorizadas.
Finalmente, cabe señalar que las propias plataformas tienen margen de mejora. Una interfaz más intuitiva, que muestre en tiempo real el coste estimado de cada acción, sería un avance significativo. Así, antes de ejecutar una consulta, el usuario podría saber si esta le costará unos céntimos o cientos de euros. Algunas herramientas ya ofrecen funciones similares, pero no siempre están activadas por defecto, ni son visibles para el usuario promedio.