La ex directora de Ciudad de la Luz llama «sinvergüenza» a Inda por destapar sus corruptelas

La ex directora de Ciudad de la Luz llama «sinvergüenza» a Inda por destapar sus corruptelas
Tuits difundidos esta mañana en los que la ex directora de Ciudad de la Luz, Elsa Martínez, insulta a los periodistas de OkDiario

La ex directora general de Ciudad de la Luz, Elsa Martínez Portero, ha utilizado las redes sociales para calificar de «sinvergüenza» al director de OkDiario, Eduardo Inda, por destapar las corruptelas de su gestión al frente de los estudios de cine creados y gestionados por la Generalitat valenciana.

«Me difamais (sic) por ayudar, Eduardo Inda y Ruiz Coll quien (sic) os está pagando esto?? Yo sí quiero saber sinvergüenzas» , son algunos de los mensajes que ha escrito esta mañana Martínez en la red social Twitter, dirigidos al director y a uno de los redactores de OkDiario.

A continuación, ha acosado a varios tuiteros con mensajes como «cuando quieras te aclaro esta sarta de mentiras, calumnias e injurias, dixit, ya estoy harta!» o bien «MENTIRAAAAAAAAAA, estoy hasta las narices de que me calumnien cuando encima yo, personalmente yo, corte (sic) todo».

Es su respuesta a las informaciones publicadas por este diario, según las cuales Elsa Martínez desvió más de 100.000 euros públicos de Ciudad de la Luz a favor de las dos agencias de publicidad que había creado (Año Cero Comunicación y Espacio Cero Comunicación), así como de sus más estrechos colaboradores.

Tuits difundidos esta mañana por la ex directora de Ciudad de la Luz, Elsa Martínez
Tuits difundidos esta mañana por la ex directora de Ciudad de la Luz, Elsa Martínez

Aunque al ser nombrada directora de Ciudad de la Luz, en agosto de 2009, dejó el cargo de administradora de ambas empresas en manos de su hermana, Laura Martínez, siguió gestionándolas en la sombra. Y desde su cargo desvió fondos públicos a favor de ambas empresas, utilizando a otras sociedades como tapadera.

Dos empleados de Cero Comunicación, Francisco Alonso y Juan Ferrando, se encargaron de organizar eventos como la premier de las películas Balada triste de trompeta, dirigida por Ángel de la Iglesia (el acto costó 24.250 euros), y Didi Hollywood, de Bigas Luna (por 27.637 euros).

Elsa Martínez ordenó pagar ambos actos con fondos públicos de Ciudad de la Luz, pero lo hizo usando como tapadera a una sociedad con sede en Aspe (Alicante), dedicada a la gestión de gimnasios.

Tal como ha informado OkDiario, el más estrecho colaborar de Elsa Martínez, José Manuel Llorca, reconoce en un correo electrónico que la factura de 2.262 euros que ha remitido a Ciudad de la Luz está destinada realmente a pagar los servicios de las agencias de publicidad de su directora, Año Cero y Cero Comunicación, si bien los nombres de ambas empresas no deben figurar en la factura.

El homenaje a Berlanga

La propia Elsa Martínez reconoce en un correo electrónico enviado el 16 de abril de 2010 que sigue ocupándose de ambas empresas, al explicar que está trabajando en el proyecto de “fusión de Año Cero con un grupo empresarial muy fuerte. No ha podido ser antes porque me falló un cabrón (sic) con una operación que daba por segura, pero tranqui que lo tengo muy muy perfilado. Esta semana te digo algo ya”.

En otro email fechado el 3 de diciembre de 2009, Elsa Martínez comenta que se está planteando cobrarle «una pasta» a la productora de la fallida película Manolete por estrenarla en Ciudad de la Luz. “En cuanto al coste, de eso ya hablaremos, no vaya a ser que me piense cobrarles yo también por la gestión una pasta, que es lo que hace habitualmente el mundo. Esto no es una ONG», dice la directora de los estudios de cine de la Generalitat a su colaborador Llorca.

Del mismo modo, Elsa Martínez convocó un «procedimiento negociado» para contratar un homenaje al cineasta Luis García Berlanga -principal impulsor de los estudios de Ciudad de la Luz- y un documental sobre su vida, que se tituló Berlanga, plano personal.

Martínez Portero adjudicó la realización del documental por 29.600 euros, pero luego pagó aparte numerosas partidas como el montaje (8.260 euros), la sonorización (otros 7.954 euros) o la fase de postproducción. De este modo, el documental de 22 minutos pagado con dinero público costó finalmente el doble de lo presupuestado.

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