‘Los deseos no son sólo palabras’: la primera biografía inspirada en la vida de Adriana Abascal

Adriana Abascal y María Estévez,
Adriana Abascal y María Estévez, la autora del libro
Ana Fariña

Son unas memorias inspiradas en un personaje de la alta sociedad internacional: Adriana Abascal, Miss México 1988. Hoy en día empresaria de éxito y filántropa. La escritora María Estévez se ha centrado en la apasionante trayectoria de esta mujer «sin fronteras y un poco bruja», en su opinión, para construir un texto en primera persona, que navega entre la verdad y la fantasía. Un relato siempre inspirado en la realidad vivida por Adriana, la gran protagonista. «Es mi amiga desde hace más de 20 años y ella ha sido mi fuente de inspiración», confiesa la autora, que presenta el libro en la Feria del libro de Madrid el próximo día 5 de junio, en la caseta 365.

Podríamos decir que hay dos autoras de esta novela: la real, María Estévez,  periodista que se ciñe a los hechos que le han contado utilizando la primera persona, y la oculta, Adriana Abascal, que ha recurrido a este formato de auto-ficción para recrear sus sueños, pasiones, frustraciones y dramas personales. El libro comienza cuando Julia Terán está a punto de instalarse en París. «Va a cumplir 40 años, es la noche de Halloween, un 31 de octubre, y ha decidido empezar de cero en otro lugar, lejos de su amado México. Pero antes, hay muchas cosas que descubrir sobre esta mujer poderosa y vulnerable a la vez. Fue una niña nacida en el seno de una familia acomodada de Veracruz (México), con un padre severo y distante y una madre cálida y protectora. La niña prefiere la compañía de su cuidadora, Timotea. Ésta la vigila, la comprende, la cuida y la sumerge en un mundo que la atrapará irremediablemente durante toda su vida: la magia», explica Estévez.

A los 17 años

Según la autora, el libro está inspirado en la vida real de Adriana Abascal, a quien conoce bien por su amistad forjada en la ciudad de Los Ángeles hace más de 20 años. «Julia, una mujer muy guapa, se presenta a un certamen de belleza. Tiene sólo 17 años. Este hecho le permitirá seguir prosperando en su escalada social como la más distinguida hasta que el destino pone en su camino a Lucho, un hombre mayor que ella del que se enamora perdidamente y al que deberá todo cuanto es y en lo que se transforma. Juntos disfrutarán de los placeres de la vida y de una pasión no aceptada, en gran medida, por su diferencia de edad. Ella se cultivará a su lado y aprenderá a ser mejor en todo lo que se proponga. Hasta que el cáncer termina con esa felicidad. Él muere dejándole todo lo material y un consejo: que viaje a Madrid para encontrarse con un empresario que suspira por ella y que le conviene en su nueva etapa», cuenta la escritora.

«Han pasado los meses… Y el nuevo individuo que aparece en escena, apodado el Hombre de Metal, es un ejecutivo que, como preveía Lucho, lo dejará todo por ella. Hay lujuria y deseo en su mirada. Pero lo que parece un matrimonio seguro, es una tumba para la personalidad apasionada de Julia. Nada es sincero ni tangible ni alegre en esa relación, salvo sus hijas, de las que Julia se siente orgullosa y protectora. Finalmente, la protagonista terminará separándose de él, su segundo marido, no sin numerosos sinsabores, sobresaltos y problemas, como  por ejemplo cuando él se lleva a las niñas sin su permiso a Londres y ella debe viajar a Europa por sorpresa para recuperarlas. Durante el prolongado tiempo en que su matrimonio se tambalea, Julia conoce a Bastián, un francés con el que pasa de una notable hostilidad a una tremenda atracción mutua y a la larga, una boda, la tercera,» ese es el recorrido sentimental -en trazo grueso- de la protagonista, dice María Estévez.

«Pasa el tiempo hasta que Julia se dispone a viajar a Francia para instalarse definitivamente allí, y aunque finalmente Julia salió de su ciudad natal, Veracruz, nunca la dejó del todo. Acontecimientos familiares, como la muerte de su madre y el testamento del padre, la trasladan a sus raíces una y otra vez. El control de su pasado y el retorno a su ciudad le permiten dejar atrás todas sus renuncias y entender así el título de esta novela sobre las segundas oportunidades», comenta Estévez.

«La novela ficcionada de la vida de Adriana Abascal resuelve muchas dudas sobre su auténtica y fuerte personalidad. El hecho de que sea una mujer cosmopolita, que ha vivido en numerosos países y que hable varios idiomas, incluido el chino, no puede dejar de contarse en esta novela de inspiración biográfica. Julia sale de México para ir a vivir a EE UU y, aunque regresará a su país en numerosas ocasiones, opta por establecerse en Francia. Pero en Francia, ni el lujo, ni la sofisticación, ni la elegancia ni el refinamiento con el que vive, consiguen alejarla de sus raíces y de sus orígenes» reconoce la autora.

«El libro también está salpicado de referencias culinarias, como la tarta de chaya sin azúcar; de nombres indígenas atados a la tierra, como el de Xusta, que tenía un matapecados para ahuyentar al marido; de mujeres buenas, como Xotzil, que le plantea formar una cooperativa; de términos utilizados por Timotea para explicarle a la niña Julia todo tipo de fenómenos relacionados con la naturaleza, como Iztlacatin; de costumbres, como los matrimonios de conveniencia; de personajes necesarios como las tías Tere e Ita, tan distintas a las de su época…», añade María Estévez.

Alma atormentada

«No se podría escribir sobre Julia Terán sin tener en cuenta su estrecha vinculación con un universo que, por lo incomprensible que es para muchos, para ella  es vital. Julia siente una enorme y conexión con la magia, que aprendió de Timotea. Palía el dolor con agua de mar; sofoca sus emociones con plantas curativas; hace rituales de limpieza espiritual para remendar errores; encuentra en las piedras el consuelo a sus males; utiliza amuletos que la separan de la pena; emplea las semillas como collares benefactores. Julia se siente bruja, ya lo anuncia el lunar de su espalda, y ella se reafirma, cuando toma el avión que la lleva a París» descubre  María Estévez en esta novela llena de similitudes con la vida de su amiga Adriana Abascal.

«Un hecho muy relevante es que la magia determina su enorme química con Lucho desde el primer instante. “Tienes algo que me hechiza- le dice él cuando la conoce-. Hubiera deseado guardar la distancia, pero estoy profundamente hipnotizado por tu persona. ¿Acaso eres bruja?”. Y Julia le respondió como si ambos conceptos fueran necesariamente unidos. “Por supuesto. Soy bruja y de Veracruz” » cuenta la escritora.

«La antítesis a esta profunda espiritualidad la representa el Hombre de Metal, que no concibe sus prácticas, ni acepta sus métodos de purificación, ni sus creencias en el Más allá. “Es una madre – la acusa despectivamente durante un juicio- que acude a la brujería y algunos rituales, proyectando el miedo sobre nuestras hijas. Si miráramos en su bolso, encontraríamos amuletos”», continúa Estévez recordando escenas del libro.

Los personajes

«Julia Terán es hija de un médico de Veracruz conservador y autoritario. Alta (la llamaban la jirafa despectivamente), guapa, fantasiosa, impulsiva, hecha de fe y también de desengaños. Su vida comienza de verdad cuando conoce a Lucho, organizador del certamen Miss México, al que se presenta tras haber conquistado la corona como Miss Señorita de Veracruz. Su carácter apasionado y rebelde se verá moldeado por ese hombre mayor y noble, quien le enseñará a vivir, a ser amada y a superarse ante los obstáculos con educación, afecto y perseverancia.

Timotea, con su sabiduría de indígena y su profundo dominio del arte será, no sólo la nana de Julia hasta su adolescencia, sino una segunda madre para ella. Timotea le enseña a invocar a los espíritus, esquivar al demonio, preparar ungüentos de arcilla y miel y hacer que los muertos la velen. Julia aprenderá de su niñera que al miedo sólo se le vence afrontándolo. Los padres  de Julia son el doctor Terán, que es un hombre de firmes convicciones y tradiciones que establece notables diferencias en el trato a su hijo y a sus dos hijas, Julia y su hermana. La casi inexistente relación con su hija marcará mucho a Julia, como también lo hará la reconciliación final.  Elisa, la madre de Julia es, sin embargo, amable, tímida, comprensiva y anima a su hija en sus conquistas personales. Con su carácter retraído sostiene, sin embargo, la paz del hogar y la autoestima de su hija.

César y Lucía Terán son los hermanos de Julia. Con él mantendrá una relación estrecha y sincera, primero de admiración. Con Lucía nunca se entenderá, ni de niña, ni de mayor. Esta se regirá por una envidia hiriente que la hará aliarse con su ex cuñado para causarle todo el daño posible cuando llega el testamento del padre muerto. Mo es la mujer de César, la mejor amiga y confidente de Julia. Lucho es atractivo, seguro de sí mismo, recto, amante, caballero, elegante, protector. Es el primer marido de Julia y mucho más: mecenas y Pigmalión. También el hombre al que más amará en toda su vida sin que la diferencia de edad. Él la querrá sin complejos y ella se lo deberá todo, también la felicidad plena.

El Hombre de Metal es su segundo marido. Tal es el desprecio de Julia por él que ni siquiera cita alguna vez su nombre de verdad. Para Julia, una viuda doliente, este ejecutivo español que deja Madrid y su familia por ella para irse a Los Angeles, será un repuesto fallido, pero sobre todo, el gran error de su vida. Sólo las hijas que tiene con él equilibrarán una relación fría, engañosa e interesada desde el primer día. Ella descubre que él tiene negocios en los que engaña a sus propios clientes, comete fraudes que no tienen respuesta penal alguna, que se lo quiere quitar todo, incluyendo la inmensa herencia que le dejó Lucho. Calculador y manipulador, tendrá, incluso, una amante ante los propios ojos de su mujer. Divorciarse de él será el principio de su liberación y también de un calvario.

Y Bastian es su tercer marido. Un francés guapo, interesante, descreído y seductor que seguirá a Julia desde Los Angeles hasta Francia para casarse con ella. Estarán juntos nueve estupendos años, y tras el fin de su matrimonio, seguirán siendo amigos. Con Bastian, Julia recupera la ilusión y las ganas de vivir en pareja, de seguir confiando en los hombres» así describe la escritora a  todos los protagonistas de esta novela biográfica -de inspiración real- que acaba de salir .  María Estévez  confiesa que  «las peripecias vitales de Adriana Abascal» son su punto de partida.

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