EL FOCO DE ZABAY

Cristina Campos: «Hay algunas mujeres que pueden llegar a obsesionarse mucho con un hombre»

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Hoy le adentro en el mundo de las infidelidades, los deseos, las dudas y las certezas (si es que las hay en el huracanado asunto del engaño (propio o ajeno)). Cuántas veces individuos se juran una última vez que no será sino una más; una de tantas. Cuántos amantes aman en el desván, en huecos, a ratos, a trozos. Aventuras que devienen en desventuras. Oxímoron de la vida.

Y entre aventuras y desventuras se mueve la entrevista de hoy. La protagonista: Cristina Campos, autora de Historias de mujeres casadas (novela finalista del premio Planeta 2022). A golpe de tecla aborda los enredos de la pasión y su ausencia. Lo hace a través de las historias de tres amigas que, asegura, son sus amigas. No con los mismos nombres ni detalles, pero si en esencia y más que esencia. Amigas que se enamoraron de otra mujer mientras mantenían la cotidianeidad con su marido; amigas que sentían lástima por quien fue un amor y hoy ha quedado en un compañero por el que desapareció el deseo hace tiempo; amigas que vivieron ser sustituidas por una rusa tan alta en estatura como en caché.

Historias que llevan a revisar el altillo de los sentimientos y las costumbres; también los datos de la prostitución. Resulta que, según estimaciones oficiales del Ejecutivo español en base a un informe del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado de 2012, nuestro país es el primero de Europa en consumo. Las cifras: unas 45.000 mujeres y cerca de 3.700 millones de euros al año, un 0,35% del PIB. El drama: que entre un 90% y un 95% de las mujeres prostituidas son víctimas de trata o de explotación sexual.

Historias que nos llevan a preguntarnos si el amor y la pasión son compatibles en esas relaciones que parecen haber pasado la barrera del tiempo, si somos diferentes los hombres y las mujeres gestionando infidelidades o si puede una mujer adúltera disfrutar de un amante o acaso necesita que dé el paso de convertirse en el convencionalismo que ya tiene. Procelosas respuestas para tales borrascas. ¿Qué son si no esas incógnitas? Ciclones con vientos, lluvias, truenos y relámpagos.

El amor… ¡Qué gran contradicción! Lo que se da y se pierde por él; sus sueños y desvelos; esas ilusiones, promesas sentidas que parecen salir de lo más profundo y arraigado de las entrañas y, sin embargo, se pierden entre el oxígeno, el nitrógeno, el vapor de agua y el argón.

Ya sabe, si encuentra oxígeno del puro, respire. Parece que escasea.

Al menos, leyendo a Campos.

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