València, una ciudad para disfrutar de la cultura, la gastronomía y el mar Mediterráneo

Hay ciudades que se conocen en 24 o 48 horas, ciudades que son de paso, en las que disfrutar de una buena escapada y luego están las ciudades que juegan en otra liga, es aquí donde encontramos a València. Porque contiene todo eso que la convierte en diferente, en un paso más como ciudad. Eso que hará que queramos volver, incluso que nos hace imaginar viviendo en ella. Y no se trata de una exageración. València es una de las mejores ciudades del mundo, para viajar y para vivir.

La vida aquí es luz. Y sol, durante más de 300 días al año. La vida aquí es cultura. Es tradición y modernidad. Es una escena gastronómica de prestigio internacional. València es accesible, sostenible, amable. València es huerta. Y Mediterráneo, a un nivel hipnotizador. Es su gente y sus barrios. Porque València está lista para ser paseada, para perderse y encontrarse con lugares insólitos y, a la vez, reconocibles. Es una ciudad redonda, perfecta para cualquier tipo de viajero.

València es cercana, cuenta con un importante servicio de transporte público, con más de 160 kilómetros de carril bici, amplias zonas peatonales, líneas de tranvía, una buena red de metro (con conexión directa al corazón de la ciudad desde su aeropuerto), fácil de conocer. Es Capital Verde Europea 2024. Es disfrutable al cien por cien. Valencia es humana y contemporánea. València se presta para disfrutar de lo pequeño y lo grande. Es una ciudad emocionante, de la que, a veces, creemos saberlo todo, o casi todo. Y nada más lejos, porque también es una ciudad bulliciosa que, siendo cotidiana, se sale de lo cotidiano.

Siempre se ha dicho que en esta ciudad historia y contemporaneidad se dan la mano. No hay más que rememorar las postales e imágenes que conocemos para que nos vengan a la memoria impresionantes edificios góticos y renacentistas, como las Torres de Serranos y la Catedral, con otros de líneas futuristas y dignos de una película de ciencia ficción, como el conjunto arquitectónico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Esta variedad nos indica que València hay que explorarla a sorbos, de aquí para allá, fijándonos en los detalles y en lo grandioso. Lo suyo es que nos adentremos sin reticencias por su corazón histórico, callejear por sus calles estrechas y llegar hasta la impresionante Lonja de la Seda, Patrimonio de la Humanidad, o cruzar una de las puertas del modernista Mercado Central y dejarse bañar por la luz que atraviesa las vidrieras de colores de su cúpula.

Cuando llegue el momento en el que queramos sentir el futuro en nuestras manos, lo más acertado es pasear a pie o en bicicleta el Jardín del Turia y plantarnos frente a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Media docena de edificios ubicados entre espacios abiertos y cuya composición visual y diseño nos dejará con la boca abierta. Con, por ejemplo, el Palacio de las Artes Reina Sofia o el Oceanogràfic, el mayor acuario de Europa.

Y como hemos llegado a través del Jardín del Turia, lo suyo es dedicar tiempo a recorrerlo. No hay dudas. Son 12 kilómetros de longitud, completamente llanos, capaz de aislarnos del bullicio a través de 120 hectáreas, pero de las que uno puede entrar y salir cuando quiere adentrarse en uno de los barrios emblemáticos de València o visitar sus museos y monumentos o, simplemente, buscar un buen local en el que reponer energía y descansar. En este jardín a lo grande se puede disfrutar de paseos entre naranjos, pinos, palmeras y rosales, practicar deportes al aire libre, vivir espectáculos de música en directo o simplemente pararse a respirar y cerrar los ojos mientras nos sobrevuela silencioso el cielo azul.

Aunque ya sabíamos que València también brilla cuando hablamos de gastronomía, o precisamente por eso, no hay que olvidarse de todo lo que nos ofrecen esta ciudad y sus restaurantes, terrazas y bares, ya sea urbanos, tradicionales, con solera, con Estrella Michelin, con vistas a la playa, a la huerta, entre callejuelas o en mitad del Parque Natural de l’Albufera.

Es bien conocido que uno dice València y enseguida le viene a la cabeza una palabra: paella. Eso era, es y será siempre así. Solo que también le viene a la cabeza arròs amb fessols i naps. Y orxata. Y buñuelos. Y dieta mediterránea. En definitiva, todo lo que nos sienta bien y convierte a València en el destino ideal para quienes queremos comer muy bien.

Y para que, sea la época del año que sea, podamos imaginar y organizar esta ineludible visita a València desde cualquier punto del planeta, contamos con tres webcams situadas en sendos puntos estratégicos de la ciudad: la playa de las Arenas, la Ciudad de las artes y las Ciencias y el SH Valencia Palace. Tres partes del corazón de València que nos harán sentir, antes incluso de pisar sus calles, como en casa.