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Científicos consiguen un hito histórico al resucitar al lobo terrible, especie extinta hace 10.000 años

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Colossal Bioscience, la empresa de biotecnología estadounidense, ha conseguido resucitar por medio de ingeniería de ADN a una especie de lobo que llevaba 10.000 años extinta, el lobo terrible o huargo o terrible. Y ha sido con dos nuevos especímenes llamados Romulo, Remo y Khaleesi (en referencia al mito de la creación de Roma y a la protagonista de Juego de Tronos, serie donde estos lobos aparecen representados), que la empresa ha anunciado este martes a los canes.

Para traer de vuelta de la extinción a estos lobos, los científicos han partido de una reconstrucción que se obtuvo del genoma de esta especie animal. Después, han editado células del lobo gris para que coincidan con las del animal extinto. Tras ello, varias perras comunes han llevado a cabo el proceso de gestación, dando a luz a los tres cachorros, que actualmente tienen 5 meses, ya que nacieron el pasado mes de noviembre.

Los lobos huargo o gigantes vivieron en la etapa del Pleistoceno, es decir, hace entre 3,5 y 2,5 millones de años y su extinción se produjo al final de la última glaciación. Según han informado desde Colossal Biosciencie, estos lobos eran hasta un 25% más grandes que los lobos grises y tenían un pelaje más claro que los canes que conocemos nosotros.

No son las únicas especies revividas

Estos lobos gigantes no son los únicos a los que se les ha dado una nueva oportunidad, ya que modificaron genéticamente una serie de ratones para que su pelaje fuera el mismo del extinto mamut lanudo. Según declaró la compañía, al «modificar con éxito siete genes simultáneamente, el equipo de Colossal creó ratones con color, textura y grosor de pelaje radicalmente alterados, que recuerdan a los fenotipos centrales del mamut lanudo».

Este proyecto, al igual que el de Romulo, Remo y Khaleesi, se ha basado en una serie de tecnologías como la edición genética CRISPR, la clonación y la biología sintética. El proceso para conseguir que los ratones tuvieran ese pelaje consistió en la modificación de cientos de miles de genes individuales para ir introduciendo paulatinamente, una a una, las características distintivas del mamut.

Para esto, los investigadores no usaron genes de mamut, sino que se basaron en un conjunto de datos de 121 genomas de mamuts y elefantes para compararlos entre sí e identificar exactamente qué genes impactaban en el pelaje y en otros rasgos de adaptación al frío. Después, combinaron hasta tres tecnologías de edición para alterar siete genes de ratón relacionados con el crecimiento y la pigmentación del pelo, lo que resultó en ratones que tenían los rasgos predichos por el análisis computacional. Y, aunque estos ratones ya están presentes entre nosotros, el objetivo de Colossal Biosciences es claro, resucitar a los mamuts lanudos en 2028.

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