Fórceps: la palabra prohibida durante el parto
Fórceps es la palabra prohibida durante el parto, ya que estas pinzas para facilitar la salida del bebé pueden ser un riesgo tanto para él como para la madre.
La palabra fórceps es una de las más temidas cuando se aproxima el parto. Aunque a veces no sabemos a qué corresponde exactamente, puede que nos suene a la herramienta que se utiliza para extraer al bebé en caso de que el parto se complique y de ahí que se la considere «palabra prohibida», aunque para saber exactamente el porqué de la animadversión existente a los fórceps os explicamos tienen y qué riesgos reales puede conllevar su uso.
Fórceps: la palabra prohibida durante el parto
La palabra fórceps proviene del latín «fòrcipem» que significa «herramienta para atrapar objetos calientes». Su forma es la de una especie de pinza similar a una cuchara doble que se utiliza para facilitar el parto.
Eso sí, solo se usa en caso de emergencia, si la dilatación se ha completado y si la cabeza del bebé es compatible con el tamaño de la pelvis de la madre.
Hasta hace unos años, cuando la cabeza del bebé se giraba hacia la parte inferior del útero, en ausencia de otras complicaciones, se utilizaban fórceps. Los médicos sabían cómo usarlos. De hecho, se usaban en prácticamente todos los partos y aunque con el tiempo se han dejado de usar tanto, lo cierto es que España se sitúa como el país número uno en partos instrumentales (mediante forceps, ventosas o espátulas) y de hecho se contabiliza que más del 15% de los partos de nuestro país se realizan utilizando alguno de los instrumentos mencionados.
¿Es peligroso el uso de fórceps?
El uso de fórceps aunque cada vez se deja más de lado, no tiene porqué ser un riesgo si la herramienta es utilizada por unas manos expertas. Sin embargo, sí que puede llegar a serlo en las manos equivocadas o en manos de alguien con poca experiencia, conocimiento y preparación práctica.
De hecho para la madre existe el peligro de sufrir lesiones en las paredes vaginales, vejiga y cuello uterino y encontrarse con infecciones potencialmente mortales (como cualquier infección). Por otro lado, un riesgo que no debe subestimarse es que a veces para usar los fórceps se requiere hacer una episiotomía completa (es decir, un corte quirúrgico al 100%).
Para el bebé, las complicaciones van desde posibles hemorragias cerebrales, lesiones del nervio facial (que provocan parálisis facial), compresión del cráneo y fractura del hueso del cuello que conduce a la parálisis.
Por ello y debido a estos riesgos, el médico que atiende a la mujer en la sala de parto debe priorizar el que pueda dar a luz sin el uso ni de fórceps y tampoco de ventosas, que pueden ser también un riesgo. En caso de que no quede otro remedio, tendrá que ser alguien que tenga experiencia en el uso de estas pinzas, quien extraiga al bebé.
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