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Método Montessori: el modelo educativo para los niños

Método Montessori
Descubrimos cuáles son las claves del método Montessori
Blanca Espada

Maria Montessori (1870-1952) publicó en 1909 un texto que seguirá siendo la base de la pedagogía moderna: «El método de la pedagogía científica aplicada a la educación infantil en los hogares de los niños». El método Montessori se centra en el respeto a la espontaneidad del niño y es el primero en ofrecer una alternativa a la educación autoritaria de la época. Conozcamos ahora las claves sobre este modelo educativo para los niños.

Método Montessori: el modelo educativo para los niños

La idea detrás del método Montessori es que el niño debe tener libertad para explorar su mundo , con la certeza de que hay un impulso en él que lo empuja hacia el aprendizaje. En este sentido, la curiosidad del niño es el verdadero motor del aprendizaje que, dejado sin interferencias, llevará al niño a desarrollar al máximo todo el espectro de sus capacidades y a progresar y logros con la fuerza de su inteligencia. Los padres y educadores aún tienen un papel fundamental ya que es necesario intervenir intencionalmente en la preparación y estructuración del entorno educativo, que debe estar organizado científicamente y preparado para acoger a los niños, y en la elección y uso del material de desarrollo.

La organización del entorno

En el método Montessori, el entorno es el primer elemento que juega un papel fundamental en el desarrollo y crecimiento de los niños. El  área infantil » tanto en la escuela como en casa, debe organizarse de tal manera que despierte el interés en los niños y satisfaga el deseo y la necesidad de los niños de movimiento, descubrimiento y exploración autónoma. Los niños deben tener la oportunidad de entrar directamente en posesión de los objetos y materiales que sientan la necesidad, en ese momento particular, sacándolos de mesas, armarios, estanterías que estén «a su alcance» y que no les obliguen a recurrir en ayuda del educador.

El mobiliario debe diseñarse y estudiarse teniendo en cuenta la edad y complexión de los más pequeños, además en el método Montessori se utilizan platos de cerámica, vasos de vidrio, ornamentos frágiles: de esta forma se invita a los niños a coordinar sus movimientos con ejercicios diarios de autocontrol, autocorrección y prudencia. La organización del entorno acompaña al niño a tomar conciencia de sus propias habilidades., para descubrir gradualmente el uso de sus manos (la mano para Montessori es el órgano de la inteligencia) y volverse cada vez más independiente.

Actividades del método Montessori

Los campos de interés están dirigidos principalmente a «actividades prácticas de la vida» relacionadas con el cuidado personal y el cuidado del medio ambiente, como lavar, vestir, quitar el polvo, decantar, pelar, exprimir, transportar, montar … el niño perfecciona la experiencia sensorial haciendo «orden «en sus descubrimientos, utilizando los materiales preparados para tal fin.

El niño puede elegir libremente las actividades que siempre están disponibles para él, colocadas a su altura y que tendrá que reorganizar después de su uso . La libertad tiene límites precisos, claros e iguales para todos. Todos los niños son tratados con respeto: nadie puede ser acosado o violentado.

Los materiales didácticos deben estar especialmente diseñados, por ejemplo: objetos para armar, cajas, tarjetas … que favorecen el desarrollo intelectual del niño y permiten la autocorrección del error, es decir, el niño comprende de inmediato si una pieza está mal y querrá colocarla de forma correcta.

El papel del educador

En el método Montessori, el educador juega un papel de mediación entre el niño y el entorno educativo con extrema competencia., ayudándolo, apoyándolo y aconsejándolo, pero nunca imponiéndolo y reemplazándolo. El educador tiene, por tanto, la importante tarea de preparar el entorno y posteriormente de presentar el material que se pondrá a disposición de los niños. El educador debe saber aprovechar el momento adecuado para intervenir con paciencia y humildad sin reemplazar al niño (tarea muy difícil para adultos, padres y educadores, que siempre interceden cuando el niño falla en algo). La maestra no le enseña al niño su verdad, no trata de traspasarle sus conocimientos sino que dirige (de hecho, se llama directora) las actividades del niño, esa actividad que le permite desarrollar su espíritu de una manera libre para liberar sus inmensas energías.

Conclusión

El método educativo Montessori, aplicado en cientos de escuelas de todo el mundo, ha revolucionado profundamente la pedagogía de los últimos cien años, proponiendo una idea del niño completamente diferente a la aceptada hasta entonces. El niño es visto como un ser completo, naturalmente dotado de una energía creativa y afectiva, y el principio fundamental que debe marcar su educación es el de la libertad, de la que surgirá naturalmente la disciplina.

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