Últimos siete días de mercado

Leo Román no era un portento al efectuar grandes intervenciones ante el Barça hace una semana, ni es malo porque le haya facilitado un gol al Celta. Mateu Morey no era tan flojo por tragarse el tanto de Raphinha que abrió el triunfo culé en Son Moix, ni ahora es un héroe debido a marcar un gol que permite rescatar un punto. Ambos, como tantos otros, son exactamente los mismos. El fútbol es un deporte colectivo que no admite lecturas parciales a título individual, si bien la suma de las características de cada uno conforma la fortaleza o la fragilidad del grupo.
Uno de los que marcaban diferencias, Alfredo Di Stefano, afirmó que «ningún jugador es tan bueno como todos juntos». Tampoco tan malo sin ellos. Cuando un futbolista, pongamos por ejemplo Pablo Torre, viene del Barça al Mallorca tiene que aprender que sus pases no serán controlados como lo hacían sus antiguos compañeros ni él los recibirá con aquella precisión o ventaja. Decía Samuel Etoo que hasta vistiendo la camiseta blaugrana echaba de menos las asistencias de Ibagaza. Hay jugadores que mejoran a quienes les rodean y otros que, evidentemente, los empeoran.
En este punto cabe preguntarse qué jugadores ha fichado el Mallorca capaces de elevar el nivel del equipo. Salvo Kumbulla, ninguno. Y lo que es peor, Pablo Ortells, director de fútbol, no domina el mercado sino que se ve dominado por agentes y observadores de escaso olfato ante la complacencia del presidente Kohlberg convencido de que vende caro y compra barato, una fórmula infalible igual que si adquieres un billete de lotería premiado.
No sé qué proyecto le vendieron a Arrasate el cual, justo después del empate del sábado, recordó las carencias del equipo y la necesidad imperiosa de contar con refuerzos contrastados. La experiencia obliga a dudar de que se los concedan. No se me ocurre ningún centrocampista de 20 años que llamara la atención desde las filas del Leganés, el Valladolid o Las Palmas. Será que en el Monza, su equivalente italiano descendido, ni uno solo de sus técnicos descubrió en toda la temporada las cualidades de un tal Urbanski, cedido tres veces por su club, el Bolonia. Quizás en la secretaría técnica de Son Moix, no en la de Son Bibiloni, habite algún mago o sabio desconocidos. ¡Ojalá!. ¿Internacionales en sus países?. Ya clamaba Luis Aragonés: «¡me van ustedes a decir a mi qué es un internacional!»
Y Maheta Molango fue despedido. «Business is business».