Un sin vivir

Un sin vivir

Que el Mallorca necesita rejuvenecer su plantilla salta a la vista o, mejor, en las partidas de nacimiento de sus jugadores. Pero otra cosa es hacerlo a base de chavales de 20 años sin pedigrí y a base de cesiones, como si la edad importara más que sus prestaciones. El fichaje de Pablo Torre es un ejemplo a seguir, pero si Jorge Mendes se plantea colocar a Samu por 15 millones, parece ser que tampoco ofrece más, y el intercambio es un tal Urbansky que el Bolonia ha cedido ya dos veces sin ningún interés en recuperarlo, la última de ellas al Monza donde, además de bajar de categoría, no ha jugado ni el partido de los jueves, ya conocemos la películas de Chiquinho, Valery, Radonjic y una lista que se remonta «traivocoskys» «salibures» «mboulas» y demás familia.

Hagamos cuentas. Los traspasos de Copete, Van der Heyden y Greif han dejado entre 10 y 12 millones de euros en la caja. Pablo Torre ha costado 5. El portero finlandés no mucho más de 500.000 y Kumbulla ocho, pero sólo si se le ficha. La balanza está equilibrada, pero si el número uno de los agentes se lleva finalmente a su paisano, sea a la Premier o sea a Arabia, y nadie piensa ya no en un extremo sino en un lateral diestro y un delantero centro, da que pensar que Arrasate no pinta ni una coma en el tema fichajes o es el entrenador más valiente del mundo.

Eso sin añadir las operaciones en las que se hallan inmersos Maffeo y Larin. El defensa crea problemas incluso apartado del resto de sus compañeros. Mala referencia para sus hipotéticos compradores, precio aparte. El canadiense basta con que el club se ahorre lo que cuesta. En resumen, si entran entre 15 o 20 millones y con este dinero Pablo Ortells no es capaz de fichar refuerzos contrastados, que vengan Nando Pons, Pep Bonet o Serra Ferrer y lo vean.

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