Un Paseo Marítimo sólo para contemplar
El Paseo Marítimo nació en una época desarrollista, en la que todavía ni se sospechaba ni se hablaba de una futura saturación, para comunicar el nuevo puerto de Palma en el dique del oeste con la ciudad, de aquí que su nombre sea el de paseo Ingeniero Roca. Posteriormente, siendo entonces un circuito al parecer adecuado, pasó a ser la unión de dos recientes y nuevas autopistas procedentes de Andratx-Calvià y Llucmajor. Y aquí en adelante, poco a poco fue llegando su saturación.
Sin la nueva Vía de Cintura, y pese a ella, el Paseo Marítimo alcanzó el límite de sus posibilidades y de ahí que, aunque con mucho retraso, comenzara a fraguarse un proyecto de reforma para llegar a ser un auténtico paseo que rodease la bahía de Palma. Hasta aquí todo correcto, pero el resultado final, llevada a cabo su remodelación, ha sido un auténtico error que la ciudad pagará muy caro.
Disfrutar de la cercanía del mar frente a la bahía, con sus terrazas, sus bares, sus restaurantes e incluso sus lugares nocturnos de ocio, con un tráfico rodado calmado, debería ser un placer, pero el Paseo Marítimo, tras la reforma actual ha pasado a ser sólo un desierto verde, donde excepto ampliando espacios en las aceras y estrechando carriles de tráfico, el resto ha sido ocupado por costosas zonas verdes, sólo para su contemplación y muy costosas para su mantenimiento, pero inútiles para el disfrute de la mayoría.
Buena parte de esta transformación ha supuesto llevarse por delante cerca de mil plazas de aparcamientos, lo que ha supuesto tener que desplazarse hasta Porto Pi -los aparcamientos actuales ya existentes son insuficientes- donde poder estacionar, obligando a largos desplazamientos a pie o bien a utilizar el transporte público o taxis. Por otro lado, la disminución del tráfico a dos carriles supone el continuo atasco cuando se produce cualquier parada.
Pensaron los autores de este proyecto las consecuencias e inconvenientes que todo ello iba a reportar. O acaso pesaron más las cuestiones estéticas –el paseo es en efecto muy bonito- que en las consecuencias que de ello se iban a derivar. Porque Palma es algo más que una ciudad -y el Paseo Marítimo también- para contemplarla, pero también para vivirla. Y demasiados proyectos ha tenido la ciudad donde sólo ha primado lo primero, es decir, las cuestiones estéticas. El mayor ejemplo es el Parque de Sa Riera, donde no pusieron apenas árboles, algo que ahora afortunadamente ha sido subsanado. Y el último ejemplo, la Plaza de España donde han puesto bancos, pero para no sentarse. Ya ven.
MARTES: CASAS Y CASAS. Cualquier aficionado a la arquitectura conoce exactamente a qué año, más o menos, pertenece el edificio que contempla puesto que, salvo excepciones, obra de algún arquitecto algo más creativo, todas las casas se parecen. Igual sucede con los espacios ciudadanos verdes donde surgió la moda, como si se tratara de países nórdicos, de zonas verdes duras con mucho cemento y pocos arboles cuando aquí lo que hace falta es exactamente lo contrario. Pero esta es otra historia. Volviendo a las casas actuales prácticamente todas ellas tienen balcones y ventanas con cristales, pero carecen de persianas, cuando en Mallorca, las edificaciones aisladas, aunque ahora esto es imposible, miraban siempre al sur y las persianas eran algo no sólo importante sino imprescindible. Pero en el lustro actual, como en otros muchos anteriores, la mayoría de las casas parecen las mismas.
MIÉRCOLES: OCURRENCIAS SOCIALISTAS. Aunque sea ya algo pasado, conviene destacarlo: el Grupo Socialista del Consell de Mallorca presentó en el pleno una moción en la que reclamaba un alto el fuego inmediato y permanente en la Franja de Gaza, el reconocimiento del Estado de Palestina y la aplicación íntegra del Derecho Internacional. Es evidente que de inmediato el Consell, atendiendo estas solicitudes, propuso la urgente reunión de Netanyahu y Trump con Hamas, debatir en la ONU la creación del Estado Palestino y denunciar ante la corte penal internacional la vulneración de los derechos de los palestinos. ¿Les hicieron caso? O más bien, con toda cortesía evidentemente, mandaron el Consell de Mallorca, un suponer, a arreglar asuntos más necesarios en el ámbito de su competencia, como ampliar la carretera que va desde S’Esgleieta a la de Sóller. Sea como fuere, en cuanto a los que puedan demandar los socialistas en el Consell, como bien se dice, por pedir que no quede.
JUEVES: FIN DE CA N’ÀNGELA. La Mercería Àngela, que tiene sus orígenes en la segunda mitad del siglo XVII, a final de año cerrará sus puertas y Palma perderá otro de sus comercios más emblemáticos. Pero no sólo emblemático, categoría establecida recientemente para comercios antiguos, sino probablemente, junto con Ca’n Joan de S’Aigo, un comercio auténticamente histórico. En este comercio tuvo uno ocasión de vivir un suceso anecdótico que refleja exactamente el espíritu de su actual propietario, alguien quien, de ser católico, merecería ser beatificado por su infinita paciencia.
Un día pude contemplar, por curiosidad y sin nada más que hacer, cuánto tiempo dedicó a dos señoras para, tras desplegar más de dos docenas de cajas sobre el mostrador, verlas contemplando un trozo de tela, tas lo cual logró venderles unos tres botones, habiendo transcurrido no menos de 20 minutos. Del vendedor, de las dos señoras y también míos.
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