Los independentistas de la OCB también culpan al turismo del retroceso en el uso del catalán en Baleares
Reclaman al Govern medidas legales para imponer su uso en el comercio y la restauración
Exigen campañas permanentes de fomento de esta lengua en puertos y aeropuertos
Después de ocho años de imposición del catalán en todos los ámbitos, bajo el gobierno de la socialista Francina Armengol, que ha provocado un retroceso cada vez mayor en su uso a pie de calle, en especial entre la población joven, los independentistas de la OCB culpan ahora al turismo de la presencia «residual» del catalán en los principales enclaves de Baleares.
Tras un verano donde toda la izquierda en Baleares ha exigido el decrecimiento de la única fuente de riqueza de las Islas, esta organización secesionista va un paso más allá y culpa también al turismo del retroceso en el uso social del catalán.
Por ello, esta entidad multisubvencionada desde las administraciones públicas de Baleares y Cataluña, que avaló el golpe contra la Constitución de la Generalitat en 2017 del aún fugado Carles Puigdemont y que está hermanada con Òmnium Cultural, ha presentado un documento con 50 medidas en la Mesa para el Pacto Social y Político para la Sostenibilidad Económica, Social y Ambiental de la Islas Baleares que ha puesto en marcha el Govern de Marga Prohens.
Un informe en el que la entidad deja claro que lo primero es el catalán, y que «la presión del turismo de masas, y las consecuencias directas que se derivan, ha afectado gravemente a la vitalidad de la lengua catalana en Baleares».
En una comunidad autónoma donde hay dos lenguas oficiales y en la que disponer de las titulaciones oficiales que certifiquen el correcto dominio hablado y escrito de catalán es requisito obligatorio para ser empleado público en cualquier sector, desde la Sanidad a la Enseñanza, y donde en el 100% de los centros públicos de enseñanza es la lengua única de referencia, para la OCB es necesario ir un paso más allá e «impulsar su presencia en la actividad turística y de servicios”.
La primera de las medidas que propone la OCB, curiosamente, es tener acceso a más dinero público. En este sentido exigen destinar un 5% del Impuesto del Turismo Sostenible (ecotasa) del Govern, a financiar proyectos específicamente vinculados al fomento de la lengua catalana e incorporarse ellos a la comisión que reparte los fondos de este tributo.
También quiere que se ponga en marcha un plan de actuación urgente en las zonas con mayor presión turística «donde el catalán tiene una presencia residual» (como, por ejemplo, Calvià, Palma o Ibiza) con el objetivo de revitalizar la lengua a partir de una intervención integral para así revertir los efectos de los «cambios sobrevenidos debido al modelo turístico que estas zonas han sufrido» de manera más acentuada.
También la entidad insta a las diferentes administraciones públicas a dar a conocer el catalán realizando campañas permanentes de divulgación en los puntos de entrada a Baleares (puertos y aeropuertos), transporte público, establecimientos turísticos , equipamientos culturales, zonas de gran afluencia turística, mediante paneles explicativos, distribución de materiales editados, audio guías, etcétera.
Unas campañas que harían entidades siempre del perfil de la OCB con el objetivo de «hacer presente el catalán en toda la oferta de servicios turísticos» a través de disposiciones normativas y de planes para impulsar el uso de esta lengua en las webs de cadenas y establecimientos hoteleros, empresas de alquiler vacacional o plataformas comercializadoras de la oferta turística.
Un aspecto importante de este documento tiene que ver con las regulaciones de su uso en el sector del comercio y la restauración.
En este sentido, los independentistas de la OCB exigen que se asegure la presencia del catalán en los establecimientos de restauración, desde bares, cafeterías, restaurantes y similares: rotulación fija exterior e interior, cartas, pizarra o hoja de menú, facturas, tiques, ofertas, etcétera.
Por ello, instan a aprobar normativas que obliguen a implantarla y, en lo que concierne al personal de los establecimientos turísticos, se hace mención a los conocimientos y la formación que debe tener el personal para llevar a cabo su actividad y garantizar la correcta prestación del servicio.
Como no podía ser de otra forma, esto pasa por tener «unos conocimientos mínimos de la lengua catalana» y «expresar en ella los conceptos más básicos vinculados al servicio prestado». Con esta receta formativa, para la OCB el buen servicio y la profesionalidad está garantizada.