Foco al palco

Foco al palco

Veamos. Si después de lo que ocurre en cada campaña de abonados sin que nadie le ponga remedio, el desvarío de la final de la Copa del Rey en o hacia Sevilla, el desastre monumental del desplazamiento y estancia durante la Supercopa, la metedura de pata con el restaurante Presuntuoso que le costó al club una indemnización de dos millones de euros y la manifestación de aficionados ante la mismísima sede del Govern Balear pidiendo la dimisión de Alfonso Díaz, CEO del Mallorca, no ha pasado nada, es que la culpa no es solo suya.

Si la otra mitad de la cabeza bicéfala, Pablo Ortells, director de fútbol, empeora claramente la plantilla temporada tras temporada, se muestra incapaz de colocar a sus futbolistas transferibles y devaluados cada día que pasa, además de mostrar una inoperancia absoluta para controlar el mercado, apurar sus plazos, por no planificar con tiempo las altas y las bajas más convenientes en un alarde de improvisación y control, tampoco peligra sino que ve renovado su contrato, tampoco es reo de nada.

Es decir, si pese a los acusados defectos de gestión que los primeros ejecutivos del club presentan al final de cada ejercicio, continúan en sus puestos, hay que apuntar directamente a la cúpula: el presidente Andy Kohlberg. Un hombre desnortado desde la salida de su predecesor y socio principal, Robert Sarver, que nunca ha dado la cara más que a través de auto entrevistas publicadas en la página web del club y respuestas de manual tangentes a las preguntas planteadas y reflejo de un profundo desconocimiento de la realidad de la SAD que preside poco o nada representativa de la afición que la sostiene, aunque para «mister Marshall» y sus acólitos, quien la mantiene sea la televisión y, no lo olvidemos, la hipoteca suscrita con el fondo CVC a través de la Liga de Fútbol Profesional a pagar durante 50 años.

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