PRIMERA DIVISIÓN / JORNADA 8

1-1. Un arbitraje oligofrénico desquicia a Elche y Mallorca

Pizarro Gómez monta un espectáculo surrealista en el Martínez Valero

Se inventó un penalty a favor del Mallorca, expulsó injustamente a Muriqi y dio un recital de errores

Muriqi falló su primer penalty en España en la primera parte, pero transformó el segundo

El resultado fue lo mejor de una noche en la que pudo pasar de todo

Real Mallorca
Los jugadores del Elche, protestando el segundo penalty
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

Un arbitraje de ciencia-ficción de Pizarro Gómez desquició a Elche y Mallorca y dio como consecuencia un partido oligofrénico en el que pudo pasar de todo y que acabó con un empate que no le sienta mal al equipo de Aguirre, que mantiene siete puntos de distancia con su rival. Muriqi falló un penalti, pero transformó otro, y acabó expulsado de manera injusta, por lo que se perderá los próximos encuentros. Una noche surrealista que comenzó con un temporal que estuvo a punto de suspender el choque. Seguramente hubiera sido lo mejor, visto lo visto.

Cinco ocasiones de gol falladas en los 15 primeros minutos de partido, penalti incluido. Un pecado mortal en una Primera División que no perdona los errores. El Mallorca sigue virgen en un estadio en el que nunca ha ganado un partido de Liga y acaba la jornada a sólo tres puntos de posiciones de descenso, aunque por lo menos mantiene los siete de ventaja sobre su rival de hoy. Es el peaje que hay que pagar por tanta magnanimidad ante el Elche.

No se había cumplido ni siquiera un minuto de juego cuando Muriqi había disfrutado ya de su primera ocasión de gol. Al kosovar le llegó un balón perfecto en el área pequeña para empalmar a placer. El banquillo de Aguirre comenzó a levantarse para celebrar el 0-1, pero Edgar Badía rechazó el disparo con la pierna de apoyo. Comenzaba la noche de pesadilla para el delantero.

Desconcertado por la forma en la que el Mallorca había entrado en el partido, el Elche no supo reaccionar y quedó tendido sobre la lona mientras su rival le avasallaba. Maffeo y Antonio Sánchez penetraron como un cuchillo por la banda derecha y a los 12 minutos el mallorquín fue derribado en el área por Bigas. El penalty lo ejecutó Muriqi y lo paró Badía. Tuvo que haberse repetido porque por lo menos un jugador ilicitano penetró en la zona de castigo antes del lanzamiento del delantero, pero ni el árbitro ni el VAR quisieron cambiar su decisión.

El error de Muriqi no fue el último en el área ilicitana. En el córner posterior hasta cuatro jugadores mallorquinistas tuvieron el gol en el área pequeña, pero ninguno pudo rematar. En cambio, el Elche hizo barraca en su primera llegada. A los 15 minutos Gimbau botó un saque de esquina y Ponce, en el punto de penalty, cabeceó cruzado lejos del alcance de Rajkovic. Del 0-1, 0-2 ó 0-3 al 1-0. Así es el fútbol.

El equipo no perdió la fe pese al resultado. Maffeo obligó a intervenir de nuevo a Badía, Muriqi volvió a tener otra y Cufré también lo intentó desde lejos. El 1-0 al descanso era un espejismo en relación a lo que estaba viendo sobre el campo, pero el fútbol no entiende de justicia, sino de efectividad.

La tormenta amainó en la segunda parte y, sin lluvia de por medio, el Mallorca asumió desde el primer momento su condición de dominador. El Elche respondió dando entrada en el partido a su mejor jugador, el argentino Lucas Boyé, pero el delantero permaneció solo tres minutos en el campo porque a los 62 minutos soltó un punterón sobre la rodilla de Valjent y el VAR le indicó al árbitro que acudiera al monitor. Pizarro cambió su decisión y le mostró la roja.

Hasta ahí, todo normal. Aunque Boyé nunca tuvo intención de agredir a Valjent, se puede interpretar que la acción es de roja. A partir de ese momento, sin embargo, lo que sucedió fue surrealista. Primero se inventó un segundo penalty a favor del Mallorca en una acción en la que Edgar Badía despeja el balón sin tocar a ningún jugador del Mallorca y luego culminó su obra expulsando de manera increíble a Muriqi, que antes había transformado su segundo lanzamiento desde los once metros.

Al final, con nueve minutos de prolongación, pudo pasar de todo. El Elche tuvo el 2-1, pero Ángel, en un contragolpe, también disfrutó de la opción del 1-2. El 1-1 no es un mal resultado para el Mallorca, que por lo menos sobrevive a una noche surrealista. Otra noche que demuestra el inexistente nivel del arbitraje español.

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