El socialista Muñoz, nuevo alcalde de Sevilla: «No creo que me perjudique reconocer mi homosexualidad»
El socialista Antonio Muñoz, nuevo alcalde de Sevilla, se ha mostrado convencido de que el hecho de admitir en público su homosexualidad, como hiciera en su discurso de investidura el pasado lunes, no le va a suponer ningún perjuicio.
En una entrevista a EFE, el hasta ahora concejal de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla ha señalado que «no creo que eso me pueda perjudicar. Le puedo decir que no era una cosa que tenía pensada, no figuraba en mi discurso, pero no sé, me salió de una manera espontánea. Lo dije con toda la naturalidad, que yo creo que es como debemos de abordar este tipo de cuestiones».
El socialista se ha referido así a la frase en la que explicaba que, cuando fue andando al Ayuntamiento para el pleno de investidura, «he vuelto a sentir la suerte que tengo porque venía acompañado de mi pareja, Fernando, y por vivir en esta ciudad, por haber encontrado mi lugar en el mundo», según confesó con emoción. «Tengo que reconocer que me ha sorprendido la reacción positiva de la gente, fue una de las cosas que más les gustó del discurso», ha recalcado.
«En los últimos años, Sevilla ha caminado por la senda de una ciudad tolerante, de una ciudad referente de la diversidad sexual y de todo tipo», ha defendido Muñoz. «Lo que veo son nubarrones en el panorama político a la vista del avance que puede tener la extrema derecha en España y en algunos países europeos. Me preocupa que avance, y no sólo en el tema de la diversidad sexual sino en los temas de igualdad y en las conquistas que han hecho las mujeres en los últimos años. Voy a luchar y voy a alzar la voz para reivindicar una Sevilla feminista y referente de la diversidad».
Las tareas pendientes de Muñoz
Los partidos de la oposición han exigido al nuevo alcalde de Sevilla que sea reivindicativo ante las administraciones para exigir las infraestructuras y recursos necesarios con los que abordar los problemas de desigualdad que existen en seis barrios de la ciudad, actualmente entre los 15 más pobres de España.
En el Pleno de investidura de este lunes, los grupos municipales de la derecha han coincidido en recordar a Muñoz que «hereda» una ciudad «sucia, insegura, degradada y caótica». Así se ha expresado de hecho el portavoz del PP, Juan de la Rosa, para el que Sevilla «no puede perder ni un día más», afeando nuevamente el proceso de relevo en la Alcaldía como consecuencia de la salida de Juan Espadas para centrarse en su carrera como candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía.
«Sevilla no es un laboratorio urbano ni los sevillanos unos conejillos de indias», ha subrayado De la Rosa, que ha reclamado un proyecto de gobierno que vaya más allá del Turismo y la Cultura, áreas que han estado en manos de Muñoz como delegado municipal.
Por su parte, la portavoz de Vox, Cristina Peláez, ha recordado a Muñoz que «tiene un año y medio para convencer a los sevillanos de que viene a servirles a ellos y no a servirse de ellos para ser el candidato a la Alcaldía», ha espetado, poniendo el acento en los efectos del presupuesto municipal para 2022 pactado con los «comunistas».
El portavoz de Cs, Álvaro Pimentel, ha apuntado a Muñoz que hereda una ciudad «llena de mugre» que lidera el «vergonzante ranking» de los barrios más pobres de España. Por eso, le ha instado a «patearse los barrios. No apueste por el continuismo. Reivindique», ha enfatizado, resaltando a renglón seguido el «apoyo» de la Junta de Andalucía a los proyectos de Sevilla, caso del Metro o de la Ciudad de la Justicia. «El gobierno municipal se ha callado ante el Gobierno de España. Nos tememos que usted haga lo mismo y no sea un alcalde reivindicativo», ha remarcado.
Adelante Sevilla, la formación política con la que Espadas aprobó las cuentas para este ejercicio antes de renunciar a la Alcaldía, ha animado a Muñoz a «cuidarse de los elogios». «No huya de las críticas», le ha pedido el portavoz, Daniel González Rojas, que le ha valorado al alcalde su «buena marca», aunque le ha recordado que «el hábito no hace al monje» y debe «cumplir» lo firmado.