Inmigración ilegal y yihadismo

Condenados dos yihadistas argelinos llegados en patera que querían montar una célula terrorista en España

Condenados dos yihadistas argelinos llegados en patera que querían montar una célula terrorista en España
Bandera de Estado Islámico.
David García de Lomana

La Audiencia Nacional (AN) ha condenado a seis y siete años de cárcel a dos argelinos miembros de una célula yihadista vinculada a Estado Islámico que, junto a un tercero -un ex rapero que fue hallado muerto en prisión tras el juicio-, formaban una célula terrorista que pretendía establecerse en España. Todos ellos llegaron a las costas de Almería en patera y los magistrados han tumbado su defensa recalcando que «no son inmigrantes al uso». La ruta Argelia-Almería es una de las más peligrosas y más empleadas por los yihadistas que quieren llegar a suelo europeo.

La Sala de lo Penal ha sentenciado a siete años de cárcel a Abderrezak Seddiki por integración en organización terrorista y falsificación de documento oficial, y ha dictado seis años de prisión para Kossalia Chollouah por el primer delito. Además, la AN ha declarado extinguida la responsabilidad penal del principal acusado, Abdelmajed Abdel Bary, por haber fallecido en prisión el pasado julio, unos días después de la vista oral.

Uno de los condenados, apodado ‘bunduqia’ (fusil), era uno de los financiadores de la célula yihadista argelina JAK-A, que surgió en 2014 y que un año después fue incluida en el listado de organizaciones vinculadas al Daesh y Al Qaeda por su participación en la financiación, planificación, facilitación, preparación o comisión de actos o actividades ejecutadas por Estado Islámico. Este grupo es conocido principalmente por el secuestro y posterior decapitación del turista francés Hervé Gourdel en septiembre de 2014.

A ‘Fusil’ lo culpan también de haber facilitado la huida de territorio argelino de Abdel Bary, detenido en Almería en 2020 y uno de los yihadistas más buscados de Europa tanto por su trayectoria en las filas de Estado Islámico, con años de experiencia en la zona de conflicto sirio-iraquí, como por su perfil criminal extremadamente violento, lo que llamó la atención de los servicios policiales y de inteligencia europeos. En 2014 se fotografió sosteniendo la cabeza decapitada del periodista norteamericano James Foley.

La sentencia

Según expone la sentencia, los tres acusados se encontraban en Argelia a principios de 2020 y desde allí prepararon su entrada en España con el fin de establecer una célula de Estado Islámico. La noche del 13 al 14 de abril de 2020 llegaron a las costas de Almería, ciudad en la que fueron detenidos unos días más tarde por la Policía Nacional, que seguía de cerca sus movimientos.

Tras analizar las pruebas, el tribunal considera acreditado que Abdel Bary, además de rapero, fue miembro de Estado Islámico entre 2014 y 2015, como combatiente y como reclutador de mujeres para la causa, tal y como ocurrió con una española ya condenada por la Audiencia Nacional.

Respecto a los dos condenados, la AN indica que, si bien no hay prueba directa en su contra, sí existen numerosos indicios que llevan a concluir que «también formaban parte del mismo, configurando una célula que se dedica a financiar sus actividades terroristas mediante la comisión de estafas bancarias masivas a través del carding», esto es, fraudes masivos a través de Internet.

Entre los indicios, la Sala de lo Penal menciona que los dos acusados viven inmersos en una religiosidad extrema propia de los postulados de la yihad, que se relacionan con individuos muy próximos a dicha ideología, que se juntaban con Abdel Bary y que adoptaban precauciones para no ser detectados por la Policía una vez alcanzaron territorio español. De hecho, uno de ellos manejaba pasaporte falso.

«Tales indicios, junto con la actividad desplegada por los acusados (…), explicita la formación de una célula de la organización terrorista Estado Islámico -también llamada Daesh- y que las actividades que han venido desempeñando, que se refieren a la defraudación masiva en Internet (carding), así como las que han realizado en España, suponen el soporte económico y financiero del grupo o célula», apunta el tribunal.

«No son inmigrantes al uso»

Los magistrados consideran inverosímil la afirmación de los acusados de que son unos simples inmigrantes y que su conocimiento viene determinado por la vivencia común de las circunstancias propias de inmigrantes ilegales que coinciden en la misma patera y que enlazan sus destinos a la llegada a Europa, manteniéndose unidos.

Para el tribunal, «tal tesis de defensa es insostenible». «No son inmigrantes al uso, lo desdice el poder adquisitivo que ostentan y que son capaces de obtener a través de su acceso ilegal a los datos de usuarios de tarjetas de crédito en Internet. Estas circunstancias los colocan muy lejos de ellos, así como el ocultamiento de su verdadera identidad», recalca la AN.

Así, la Sala de lo Penal sostiene que «no existe ninguna razón o motivo de peso que justifique mínimamente la presencia de los tres acusados en España, si no es su decisión de montar una célula terrorista, con actividad de financiación para sus objetivos».

Además, «llama poderosamente la atención el propio desplazamiento de los acusados a Europa, cuando sus actividades fraudulentas masivas realizadas a través de Internet podían ser desarrolladas por cada uno de ellos (Kossaila y Seddiki) desde sus lugares de origen, Argelia, sin exponerse como han hecho con el desplazamiento en grupo para entrar en Europa y en compañía de un conocido integrante activo del Daesh como Abdel Bary», añade.

«Es absurdo que asuman unos riesgos del calado como se han evidenciado en este juicio, atrayendo la atención de todos los servicios de inteligencia policial antiterrorista europeos, si no es por su íntima identificación con la causa que defendía Abdel Bary, y que ellos asumen, defienden y han venido colaborando en su financiación», concluyen los magistrados de la Audiencia Nacional.

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