Las cifras que demuestran que la industria sigue perdiendo peso en el conjunto de la economía española
La industria está viéndose afectada por la desaceleración económica, un problema para España ya que es el segundo sector con mayor peso en el Producto Interior Bruto después del sector servicios. Este martes se conocía que el Índice General de Producción Industrial bajó un 0,5% el pasado mes de agosto en relación con el mismo mes de 2018, una tasa 3,8 puntos inferior a la de julio.
Hay que tener en cuenta que el parón en las fábricas también se está observando en los Expedientes de Regulación de Empleo. En la industria, en los primeros seis meses del año, los trabajadores afectados por EREs (tanto de extinción, suspensión o reducción de jornada) se ha disparado un 107,77% en comparación con el primer semestre de 2018.
Más allá de estos datos coyunturales, el problema de la industria es que el punto de partida tampoco es demasiado bueno.
La industria española ha perdido peso respecto al conjunto de la economía nacional, pasando de representar el 20,6% del Valor Añadido Bruto (VAB) en el año 2000 a caer hasta el 17,7% el año pasado, el último ejercicio con datos disponibles. El peso de la industria en el Producto Interior Bruto español se ha reducido, en esta misma línea, del 18,7% hace dos décadas al 16% en la actualidad, un retroceso importante si se tiene en cuenta que el objetivo era que en 2020 se alcanzara el nivel del 20% del PIB.
Si se observa la industria manufacturera la caída es mayor, algo relevante si se contempla que representa el 80% del valor añadido que genera la actividad de las fábricas en su conjunto: el peso de las manufacturas en el PIB ha pasado del 16,2% en el 2000 al 12,6% y su VAB ha bajado del 17,8% al 14%.
A esto hay que sumar que la cifra de negocio que tiene una industria en España es de 2,9 millones de euros de media, una cifra muy inferior a la reportada por la mayoría de los países de la UE, según el Consejo General de Economistas. Para hacerse una idea, en Alemania es de más de 10 millones de euros por compañía, lo que indica que las fábricas nacionales son en gran medida pymes y no corporaciones grandes como ocurre en mayor medida en la locomotora europea.
Mientras que el Gobierno de Pedro Sánchez ha insistido en impulsar medidas disuasorias para frenar el empleo temporal, utilizando como arma arrojadiza a la inspección de Trabajo, los datos demuestran que una industria fuerte es la mayor garantía para mejorar la calidad del empleo. Los últimos datos disponibles señalan que las fábricas aportan un empleo más estable que el resto de sectores, según se desprende de los datos de empleo a finales del segundo trimestre de 2019. En la industria, al analizar una jornada laboral, la jornada completa se registra en el 95% de los casos, frente al 85% del total de empleos de la economía nacional.
España, mientras tanto, sigue siendo un país de servicios. Del Valor Añadido Bruto (VAB) generado en el conjunto de la economía naciona (1,09 billones de euros) los servicios representaron el 72,9% del total; la industria, el 17,7% (la industria manufacturera equivale al 14%); la construcción aporta un 6,5%, y la agricultura, ganadería, selvicultura y pesca, un 2,9%. En el empleo, tres de cada cuatro se mantienen en los servicios, y sólo un 15% lo aportan las fábricas nacionales.
Según el informe del Consejo General de Economistas, es necesaria una estrategia industrial que tenga en cuenta el excesivo peso de las microempresas, la escasa presencia en mercados internacionales por la falta de innovación, el fuerte endeudamiento bancario y la falta de otras fuentes de financiación. Las recetas: más unidad de mercado, más especialización y que cada CCAA potencie aquellos ámbitos en los que sus fábricas generan valor añadido, entre otras.