La amnistía da alas al separatismo violento
La amnistía con la que Pedro Sánchez pretende ganarse el apoyo de los separatistas catalanes ha dado alas a los Comités de Defensa de la República (CDR), que se preparan para convertir el próximo 1-0 en una demostración de fuerza. Los violentos tienen claro que la ocasión es única para demostrar que no están dispuestos bajo ningún concepto a renunciar a su objetivo de lograr por la fuerza la independencia. El hecho de que Sánchez prepare una amnistía que supone, de facto, el reconocimiento de que el Estado se excedió en su defensa del marco constitucional ha servido de estímulo a las guerrillas urbanas del separatismo. Su objetivo será la Guardia Civil en Barcelona y ya se están organizando para terminar su marcha de protesta del primero de octubre rodeando las instalaciones que la Comandancia de la Benemérita tiene en la capital catalana. Será la manera de representar el «escenario de represión» que, según los CDR, significa el cuartel de la Guardia Civil en Barcelona, situado en el Paseo de Gracia 291, lugar que se ha convertido en objetivo del separatismo en los últimos años. Los CDR partirán de la cárcel Modelo de Barcelona, la antigua prisión ahora reconvertida en centro cultural y lugar de reunión habitual de muchos de estos colectivos. Desde allí, las columnas revolucionarias se dirigirán hacia el cuartel de la Guardia Civil para rodearlo.
Resulta obvio que la indigna cesión de Pedro Sánchez al golpismo, poniendo de rodillas al Estado ante una cuadrilla de sediciosos a los que parece dispuesto a entregarles la llave de la gobernabilidad de España a cambio de mantenerse en el poder, alienta los anhelos de los violentos. Y lo más lacerante es que su júbilo está más que justificado, porque con Pedro Sánchez ya no es posible decir que las instituciones del Estado impedirán que los golpistas se salgan con la suya. Todo lo contrario: con Pedro Sánchez las instituciones del Estado son moneda de cambio para que los golpistas le blinden en la presidencia del Gobierno.