
Los ácidos grasos omega podrían desempeñar un papel clave en la protección frente al Alzheimer, especialmente en mujeres, según una investigación del King's College de Londres en colaboración con la Queen Mary University of London. El estudio analizó los lípidos —moléculas de grasa esenciales para el organismo— presentes en la sangre de 841 personas con Alzheimer, deterioro cognitivo leve y controles sanos. Gracias a la espectrometría de masas, se evaluaron más de 700 tipos de lípidos, observándose una diferencia llamativa entre sexos.
La Sociedad Andaluza de Oncología Médica (SAOM) ha lanzado una advertencia sobre el melanoma uveal, el tipo de cáncer ocular más frecuente en adultos y con un comportamiento clínico especialmente agresivo. Esta enfermedad, que se origina en los melanocitos de la úvea —una zona del ojo que comprende el iris, el cuerpo ciliar y la coroides—, puede derivar en graves complicaciones si no se diagnostica y trata a tiempo, destacando entre ellas el elevado riesgo de metástasis hepáticas.
Un estudio de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) ha analizado el efecto de la epigalocatequina -3- galato (EGCG), un compuesto bioactivo que se encuentra en el té verde, y ha demostrado que tiene un gran potencial terapéutico para tratar el trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) y abre una puerta a nuevos ensayos clínicos para tratarlo.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) ha emitido una advertencia sobre los conocidos medicamentos para adelgazar Ozempic y Wegovy, ambos basados en el principio activo semaglutida. Según la agencia, estos fármacos ahora deberán incluir entre sus posibles efectos secundarios la pérdida súbita de visión, una complicación grave que hasta ahora no figuraba de manera destacada en la información al paciente.
Una enfermedad congénita o bien desarrollada a lo largo del tiempo, pero que suele permanecer oculta, se identifica con una precisión del 77% gracias a una herramienta de diagnóstico basada en inteligencia artificial (IA). Las enfermedades cardiacas estructurales (SHD, por sus siglas en inglés) pueden afectar a la capacidad del corazón para bombear sangre al resto del organismo. Antes se trataban tradicionalmente con cirugía abierta, pero en la actualidad muchas de ellas pueden resolverse con terapias mínimamente invasivas.