El pueblo español que no tiene nada que envidiar al famoso Chaouen: es como ir a Marruecos pero sin salir de España
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Si bien Marruecos puede ser un destino fascinante, a veces lo exótico está más cerca de lo que pensamos. En Valencia, específicamente en Chelva, encontramos un rincón que evoca la magia de Chefchaouen, la famosa aldea marroquí de fachadas azules que fascina a los viajeros.
Chelva, apodada «la Perla Azul» por su sugerente parecido con su contraparte marroquí, es una opción fabulosa para una escapada de fin de semana. Con poco más de 1500 habitantes, este pueblo cautiva con su arquitectura singular, fruto de la convivencia armónica entre musulmanes, judíos y cristianos a lo largo de los siglos.
Chelva, el pueblo de las tres culturas
Chelva es uno de esos pueblos con encanto de España que enamora a cada paso. Más allá de deambular por sus estrechas y empinadas calles, descubrimos joyas arquitectónicas como la Iglesia de los Ángeles del siglo XVIII, la venerable Ermita de Santa Cruz del siglo XIV o la histórica Mezquita de Banaeça. Todo ello impregnado por el característico color azul.
Sumergirse en Chelva es adentrarse en un crisol de épocas y culturas. Desde el antiguo barrio andalusí de Benacacira, datado en el siglo XI y sus laberínticas callejuelas, hasta el sugerente barrio judío del Azoque, donde los soportales son protagonistas. En este viaje histórico tampoco podemos pasar por alto el barrio mudéjar-morisco del Arrabal ni el amplio barrio cristiano de Ollerías.
Barrios históricos
Chelva, una villa que atesora un rico legado histórico y cultural, ha sido reconocida como Bien de Interés Cultural, ostentando la categoría de Conjunto Histórico. Sus barrios, de trazado sinuoso y enigmático, conforman un conjunto de gran complejidad que refleja la huella dejada por los diversos pueblos que la han habitado a lo largo de los siglos.
El antiguo barrio andalusí de Benacacira, remanente de la medina musulmana de los siglos XI y XII, conserva su trama urbana intacta, con callejones sin salida, casas encaladas y soportales que confieren un aire de misterio a sus angostas y tortuosas calles. Este barrio, emplazado en un promontorio desde el cual se controlaban las huertas cercanas al río Chelva, está rodeado por restos de una muralla perimetral.
En cuanto al barrio judío del Azoque, conserva intacta la estructura de la aljama medieval, con callejones recónditos y portales de entrada que lo convierten en una isla entre los barrios cristianos y mudéjares.
Por otro lado, el barrio cristiano de las Ollerías, surgido en el siglo XIV, debe su nombre a los hornos de cerámica que proliferaron en la zona. A diferencia de los barrios de Benacacira y la judería del Azoque, las Ollerías presentan una configuración urbana más amplia y ordenada.
Finalmente, el barrio mudéjar-morisco del Arrabal, surgido en el siglo XIV en los arrabales de la ciudad amurallada, presenta un trazado serpenteante y conserva elementos históricos que lo convierten en un atractivo turístico singular.
Entre sus calles, se encuentra el barrio del Rabal, donde se erige la Ermita de los Desamparados, vinculada a la dramática historia del Vizconde de Chelva. Este barrio, lleno de recuerdos y monumentos, es el último vestigio de los moriscos expulsados del Reino de Valencia, conservando su esencia medieval.
Lugares de interés
Uno de los puntos de interés más singulares son los lavaderos públicos, donde convergen la historia y la utilidad comunitaria. Estos siete lavaderos no solo eran espacios de reunión para los habitantes locales, sino que también representan un testimonio de la mejora en las condiciones sanitarias durante los siglos XIX y XX.
La Fuente de la Gitana, situada en las afueras de Chelva, es un espectáculo natural que no deja indiferente a nadie. Con 22 caños que surgen de un panel cerámico, esta fuente ofrece una experiencia única entre exuberante vegetación y escudos locales.
El majestuoso Acueducto Peña Cortada, que data del primer siglo D.C., es otro hito histórico que no puedes dejar de visitar. Con más de 28 kilómetros de longitud, esta obra de ingeniería hidráulica es una de las más imponentes de España y atrae a turistas de todo el mundo.
Chelva también alberga un refugio de la Guerra Civil, un testimonio conmovedor de su pasado histórico. Esta estructura subterránea, construida con roca tobácea, permite adentrarse en los acontecimientos de aquellos años turbulentos.
Finalmente, la Iglesia Arciprestal Nuestra Señora de los Ángeles, con más de 80 años de construcción, es una joya del barroco valenciano que merece ser admirada. Nombrada Bien de Interés Cultural en 2006, esta iglesia es un símbolo de la historia y la cultura de la localidad.
Ruta del Agua
La Ruta del Agua de Chelva te llevará a lo largo de las orillas del río Tuéjar, donde podrás disfrutar de la exuberante vegetación del bosque ribereño y explorar el paso subterráneo conocido como el Paso de Olinches. El camino está cuidadosamente señalizado y es fácil de seguir, lo que lo convierte en una opción ideal para familias con niños.