Pablo Motos lo vuelve a hacer: la incómoda pregunta a Ingrid García-Jonsson en ‘El Hormiguero’
Ingrid García-Jonsson se encuentra inmersa en la promoción de su nueva película, ‘Salir del ropero’, una de las grandes promesas cinematográficas del momento. Es por ello por lo que acudió a ‘El Hormiguero’ junto a Verónica Forqué, otra de las protagonistas.
El comienzo de la entrevista fue realmente emotivo ya que Pablo Motos reconoció que «Verónica es una de mis debilidades de la vida, entonces estaré tonto toda la noche». La actriz recibió ese halago con una sonrisa y con una mención a su nueva imagen: «¿Has visto cómo me he cortado el pelo, como tú?», comentó Verónica.
Tras las primeras palabras y cumplidos, Pablo Motos comenzó con las preguntas y quiso saber cuál fue el feeling que hubo entre ellas la primera vez que se conocieron. «La primera impresión que me dio fue malísima. Estábamos en el estudio de la directora y me dijo que iba a venir la que va a hacer de tu nieta. Entra esta por la puerta y pensé que era una muy mona que habían traído y que no podía ser buena actuando. La primera escena que rodamos fue en el agua. Fue maravilloso», comentó Forqué.
Acto seguido, Pablo Motos hizo una de esas preguntas de mal gusto que tiene por costumbre hacer en ‘El Hormiguero’: «¿A ti no te acojonaba trabajar con gente mayor como Verónica y Sardá?», le preguntó a Ingrid. La actriz consiguió responder, a pesar de que se le vio afectada por la pregunta ya que Rosa María Sardá falleció el pasado mes de junio. «Sí, pero me hacía mucha ilusión trabajar con Verónica Forqué, llevaba viéndola todo mi vida actuar».
Forqué decidió intervenir para recordad que «Rosa tenía debilidad por la niña, solo salía a cenar cuando venía ella». Poco después consiguió protagonizar uno de los momentos más emotivos al reconocer que «tenía su carácter, pero nos queríamos mucho y tuve la suerte de que pude despedirme de ella. Llevaba mala muchos años y no la hacíamos caso. En la película estaba estupendamente. Porro no le daba, era solo para mí, solo le daba cigarro. Me quedo con la alegría de haberme despedido de ella. La dije: “Rosa, te quiero”. No sabía que se moría. Y a los 20 días se marchó».