‘30 monedas’ (T2): Álex de la Iglesia entretiene pero marea
Ya se ha estrenado la segunda temporada de 30 monedas, serie en la que Álex de la Iglesia entretiene pero marea al personal. Siguen las locuras (buenas y malas), la exquisita producción, los golpes de efecto, la sangre, los sustos y las incoherencias. Es lo que le suele pasar siempre al director; se mueve sólo por imágenes potentes que va descubriendo durante el rodaje y termina por ignorar la trama y los personajes. A estas alturas, no deberíamos quejarnos de que De La Iglesia no sepa lo que es un raccord emocional siempre y cuando nos lo haga pasar tan bien. 30 monedas es palomitera y divertida. Un producto de masas bien envuelto. No le pedimos más. ¿O sí?
La locura de la vaca sagrada
Álex de la Iglesia, como buena vaca sagrada del cine en nuestro país, siempre ha promovido que con los géneros más devaluados (el terror, la fantasía, la conciencia ficción…) se puede uno acercar, de manera mucho más libre, al alma humana. El cineasta, promotor primario de un tipo de narración exitosa en España, de vez en cuando se duerme en los laureles. Ninguna trayectoria es impecable pero hace mucho que De la Iglesia ha demostrado sus debilidades creativas. A saber: Le da mucho más valor a la imagen, al impacto inmediato, que a la historia y a sus personajes. Tiene muchas obras lastradas por la incoherencia narrativa, por la falta de raccord emocional (muchos de sus personajes hacen las cosas porque las dice el guión, no porque tengan lógica) y por la pirotecnia vacía. Todos estos lastres se vieron ya en la primera temporada de 30 monedas.
Entretenimiento sin coherencia
La serie pretendía ser un crossover entre Crónicas de un pueblo e Historias para no dormir con mucho de serie B gore. Como propuesta es maravillosa. Nadie como De la Iglesias para mezclar géneros, para mantener siempre el pulso entre lo local y lo externo. Poner a monstruos, sectas satánicas, deudas bíblicas, asesinos y demás fauna del imaginario colectivo en un pueblo castizo Español es genial. El problema es que esa primera tanda no tenía sentido de la cohesión. Cada episodio tenía una trama, la de terror y autoconclusiva, mientras que había otra historia que vertebraba la temporada. Ese fue el error ( o uno de ellos). No puedes ver, en un capítulo, a un bebé monstruoso que se come a la gente y, en el siguiente, hacer como si nada. Pero, al final, la producción era tan lujosa y exquisita que uno se zampaba la primera tanda de capítulos con placer, sin relevancia alguna pero consciente de estar entretenido.
Nuevos personajes, nuevos demonios
Y llegamos a la temporada dos, estrenada el 23 de octubre de 2023 en HBO Max, un poco inquietos ante la continuación de una historia que había quedado en alto con una orgía de sangre pseudo religiosa y con muchos de los protagonistas muertos (o eso pensábamos). Sin hacer spoilers, decir que 30 monedas Temporada 2 se aleja de esa estructura episódica antes mencionada y entra de lleno en los personajes, los que ya conocíamos y unos cuantos nuevos. Entre estos destaca el de Haruka, interpretada por Najwa Nimri, típico rol de De la Iglesia, de esos que ven morir a alguien querido y pasa a otra cosa como si nada, de esos que se meten en una investigación sin motivo aparente. Aquí solo se pide trama, acción y más trama. Las motivaciones de los personajes dan un poco igual.
Pero claro, al César lo que es del César, De la Iglesia es un genio a la hora de crear imágenes potentes. Su vasta cultura aporta un desfile referencial brutal (en este caso, vamos de Hellraiser al mito de Orfeo y Eurícide pasando por La bruja de Blair y un millón de guiños más) pero que se queda en algo vacío con personajes estereotipados sin alma. Y sí, la segunda temporada de 30 monedas es más salvaje, más sangrienta, más cara, más lujosa y más loca que la primera. Eso es lo que queríamos, ¿no?