Roca Rey levanta la tarde con una faena de figura pero la espada le quita el triunfo
Quinto día que se colgaba el No hay billetes en esta nueva edición de San Isidro. Regresaba diez días después Ginés Marín tras su terrible cogida junto a Diego Urdiales ante toros de Fuente Ymbro. La tarde era una de las de más expectación durante este ciclo. El público sacó a saludar a Ginés Marín presiento su pronta recuperación tras su tremenda cogida el pasado domingo 15.
Abrió la tarde Diego Urdiales al que recibió por medias. Destacaron banderillas. Ya con la muleta en mano tanteó al animal por muletazos sueltos hasta llevarlo a las dos rayas para empezar a ahondar si toreó por la zurda. Cambió a terrenos de la derecha donde el animal se desviaba más y tuvo que volver a la izquierda. El toro se paraba y el público no tardó en protestar. Fue imposible labrar una faena y no tuvo más opciones que abreviar, tras una estocada tendida. Silencio.
Volvía Roca Rey en la que era su segunda cita este San Isidro. Lo saludó por medias y encandiló a los tendidos por chicuelinas. Destacaron los pares de banderillas de Javier Ambel al que el público sacó a saludar. Brindó al público y comenzó la faena por estatuarios pasándose al animal lo más cerca posible, rematando por lo bajo. El público no dudó ni un segundo en premiar su valor levantando las palmas. El animal aparentaba tener poca fuerza pero poco a poco fue dándole su espacio por la derecha sacando un par de series en los medios excepcionales. Continuó con cambios de mano rematando por lo alto. Citó al astado desde la distancia, consiguiendo arrancarle tremendas embestidas por la izquierda. Cambiaba a la derecha, pero al animal le costaba mucho más meter la cara y seguir el ritmo de la faena.
Continuó Ginés Marín con el tercero que apenas le dio opción de saludar.
Con la muleta fue complicado, no le puso las cosas fáciles a Ginés, el toro se iba y no daba ninguna opción a ligar un solo pase. Fue una verdadera pena porque la mal condición del animal empañaron las ganas del joven. El animal se caía y Rufo que rematar con una gran estocada en el hoyo de las agujas. Silencio.
Diego Urdiales, con el segundo de su lote, fue breve con el capote. Con la muleta fue imposible ligar cada pase, el animal se iba y solo saltaba. A medida que avanzaba iban descendiendo aún más las posibilidades y la mejor elección era abreviar cuanto antes. Fue complicado también a la hora de matar. Silencio.
Roca Rey con el quinto saludándolo a la verónica. El animal era manso desde su salida. Tras el caballo, el peruano comenzó la faena dominando por la diestra, dándole distancia al toro y aguantándolo con mucha seguridad. Se pasó al animal cada vez más cerca. Poco a poco fue sacando lo mejor que tenía, remató por ajustadas bernadinas, emocionando al público. La faena fue espectacular, firme y de gran esfuerzo. El público el pie, premiándoselo cuando lo más fácil para el peruano hubiera sido abreviar. Dominó al animal hasta el final. Lástima que no acertara a la primera en los aceros, sonó un aviso. Recibió una fuerte ovación.
El último de la tarde para Ginés Marín al que no le dio opciones con el capote. Brindó al público y comenzó la faena de rodillas toreando en redondo sobre la derecha. El animal era peligroso, se marchaba, pero Ginés Marín intentó por todos los medios pulir las embestidas a base de muletazos por lo bajo. El toro se apagó y fue imposible hacer nada. Por más intentos que pusiera Ginés era inviable, apenas pudo sacarle muletazos desligados. El público se enfrió y abrevió con una estocada entera. Silencio tras aviso.
Ficha del festejo
Plaza de toros de Las Ventas.
Decimoctava de la Feria de San Isidro.
Corrida de toros. Lleno de No Hay Billetes.
Diego Urdiales: silencio y silencio.
Roca Rey: ovación y ovación.
Ginés Marín: silencio y silencio.