Narices artificiales, lo último en tecnología para la industria agroalimentaria
La tecnología ya se encuentra presente en la mayoría de los sectores de nuestra vida. Y eso supone, por ejemplo, que se pueda encontrar dentro del ámbito agroalimentario, que ha descubierto en la misma una herramienta de gran utilidad para mejorar el mismo e incluso para desarrollar nuevas iniciativas. Buena muestra de eso es que ahora se ha puesto en marcha lo que se ha dado en llamar narices artificiales.
¿Qué son?
Las llamadas narices artificiales vienen a ser unos dispositivos tecnológicos que tienen como claro objetivo conseguir que en cualquier industria alimentaria se puedan crear nuevos productos que se identifiquen por tener un mayor aroma y un sabor más exquisito. Y todo gracias a que cuentan con la particularidad de que vienen a imitar a la perfección el sistema olfativo del ser humano.
¿Qué funciones realizan?
Entre las labores más importantes que llevan a cabo estos nuevos dispositivos tecnológicos, que se han puesto en funcionamiento en Inglaterra, se encuentran las siguientes:
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Pueden realizar la identificación de manera clara y efectiva de todos y cada uno de los componentes de un alimento en cuestión. En concreto, es muy exhaustiva con los que son de tipo volátil.
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No menos importante es que dan la oportunidad de llevar a cabo el análisis de cómo unos elementos pueden interactuar con otros. Una función que permitirá obtener los alimentos más apetecibles posible.
¿Dónde se han puesto en marcha?
Como hemos dado a conocer, ha sido en Inglaterra donde se han puesto en funcionamiento las primeras narices artificiales. En concreto, se pueden encontrar en la central que tiene la industria estadounidense Mondelez en su sede británica. Industria que se dedica a la elaboración de productos que se lanzan al mercado con las firmas Oreo o Cadbury´s.
Otros datos de interés
Además de los datos expuestos hasta el momento, también merece la pena conocer otros aspectos relevantes de esta singular y novedosa tecnología en pro de nuestro paladar:
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Aunque ahora ha sido cuando se ha puesto en marcha, las llamadas narices inteligentes tienen su origen en la década de los años 50.
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La base de su funcionamiento es un conjunto de sensores de tipo químico.
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Por el momento, también se ha utilizado para proceder a estudiar a fondo los chicles. Gracias a eso, se puede conocer porqué dura más o menos el sabor de los mismos e incluso se puede determinar cuál es la manera de que ese sabor permanezca más tiempo en la boca.
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Para algunos expertos, sin embargo, aunque las narices artificiales permitan conseguir ciertos objetivos, no pueden llegar a alcanzar las potencialidades y capacidades del ser humano. De ahí que consideren que, a pesar de que suponen un paso importante, lo ideal es que desarrollen sus funciones junto a las de hombres y mujeres con grandes cualidades olfativas y de paladar. Sólo así los productos resultantes podrán oler muy bien, saber mejor y, por supuesto, ser saludables para el consumidor.