Lo vivido y lo pasado: 15 años es demasiado

En solo unos años hemos pasado de lo que ilustra la foto a las súpercomputadoras de bolsillo que llevamos ahora encima. Y eso que el iPhone 3G, lanzado en 2008, era la punta de lanza de la tecnología de la época. Así hemos cambiado nuestra forma de interactuar con los teléfonos móviles en poco más de una década.

Cómo hemos cambiado

Lo primero que llama la atención es el tamaño de la pantalla y la ausencia de botones. La pantalla de ese dispositivo era de 3,5” y nos parecía un panel excepcional en su tamaño. Ahora, los móviles no suelen bajar de 6,1″ y, a veces, nos cuesta leer algunos contenidos. Y es que ver una peli en el tren o un no parar de vídeos de YouTube es algo demasiado habitual. Por aquel entonces, la práctica totalidad de los teléfonos tenían teclado físico, aquello de escribir directamente sobre la pantalla, suponía algo fuera de lo común. Sin embargo, ahora es algo excéntrico todo lo contrario.

Los dispositivos móviles para personas mayores y poco más son los que tienen en la actualidad un teclado estándar. Quizás uno de los aspectos que me llama la atención es cómo un dispositivo de aquella época era capaz de estar sin acercarse un cargador durante varios días. Es algo que hemos tenido que sacrificar el pos de la funcionalidad. A nadie se le ocurre ahora salir de casa sin el cargador ni el cable si sabe que la jornada se puede alargar más de lo debido. Es más, se produce una sensación de enorme de desasosiego si vemos que el indicador de la batería baja del 10 %.

De llamar, mandar un mensaje de texto o jugar a la serpiente hemos pasado a realizar casi de todo. Desde utilizar el móvil como GPS hasta grabar vídeo en calidad 4K. Es impresionante lo que un dispositivo tan pequeño es capaz de hacer.

Incluso se han llegado a grabar películas, estrenadas en cines por obra y gracia de un teléfono móvil. Nadie podía llegar a imaginar como las primeras cámaras de un teléfono móvil, que aparecieron de serie allá por 2003, iban a terminar dando tanto de sí.

Es evidente que los teléfonos móviles actuales son una maravilla, y que no podemos pasar sin ellos. Pero cuando echamos la vista atrás, todavía nos queda el encanto de aquellos dispositivos que nos abrieron a una nueva era, a la de la comunicación permanente por esa razón, el iPhone de 2008, que ilustra este artículo, sigue teniendo un hueco en mi cajón, y desempolvarlo, es echar la vista atrás y sonreír.