Lo que ocurre si accedes sin permiso al móvil de tu pareja y sus consecuencias
Los teléfonos móviles se han convertido en almacenes de nuestra información más personal y privada. Aunque la tentación de revisar el dispositivo de tu pareja pueda ser fuerte, es una acción que es éticamente cuestionable, además de ilegal. ¿Qué puede pasar si accedes al móvil de tu pareja?
Es su móvil, no el tuyo
El acceso no autorizado al móvil de otra persona, incluyendo el de la pareja, está tipificado como delito en el artículo 197 del Código Penal español. Este artículo protege el derecho a la intimidad, garantizado también por el artículo 18 de la Constitución Española.
Las consecuencias legales de esta acción son importantes, incurriendo en multas pueden llegar hasta los 24 meses. Pero hay algo más, estas sanciones pueden agravarse si los datos obtenidos se difunden a terceros o existe una relación de confianza entre el infractor y la víctima, como es el caso de las parejas. En la legislación española hay casos en los que se ha decretado incluso prisión por hechos relacionados con estas prácticas.
Más allá de las implicaciones legales de este tipo de acciones, acceder sin permiso al móvil de tu pareja siempre tiene serias repercusiones en la relación. Es evidente que erosiona la confianza de manera evidente, genera resentimiento y es un indicativo de problemas mayores en la relación, como falta de comunicación o incluso, de abuso de poder. E incluso, podría llevar en algunos casos a que queramos hacer lo mismo, algo que tampoco tienr una justificación. No hay nada que justifique que nuestra pareja acceda a nuestro móvil sin permiso.
Es evidente que acceder sin permiso al móvil de tu pareja es una violación moral además de un delito con consecuencias penales. La privacidad es un derecho fundamental que no desaparece en una relación de pareja.
Tengo sospechas, ¿qué hago?
Ante la duda, cambiar con relativa frecuencia del código o patrón de desbloqueo es levantar la barrera para impedir que vuelva a pasar. Pero, además, es la de tener nuestra información a salvo. Te pertenece solo a ti, no a nadie más. Por supuesto, una comunicación abierta y poner el tema sobre la mesa es el punto de partida, preguntar por qué lo está haciendo si tenemos la certeza de ello. Nadie debería esconder una información que solo le pertenece a ella. Una relación de pareja va más allá de la confianza, sino la de saber dónde se encuentran los límites y no traspasarlos nunca.
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