Por qué no debes poner la foto de tu hijo como perfil de WhatsApp
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Puede que como foto de perfil de WhatsApp tengas una de tu hijo, de tu sobrina o de tus nietos. Algo habitual que parece no tener demasiada importancia. Sin embargo, poner fotos de menores en WhatsApp no parece una idea muy recomendable. Hay multitud de opciones antes que poner una foto de alguien que no eres tú. ¿Por qué no es recomendable hacerlo? ¿Qué efecto tiene sobre ese menor que una foto suya aparezca en tu perfil? Tocamos algunos de los aspectos claves sobre esta costumbre tan extendida, pero nada recomendable.
Menores en WhatsApp: ¿por qué se hace?
Quienes tenemos hijos no podemos sentirnos más orgullosos de ellos. Las herramientas de mensajería, WhatsApp en especial, sirve de vehículo y escaparate. Tener como foto de perfil a nuestro retoño, aunque ya tenga 16 años, es muy común. Pero quienes lo hacen quizás no pongan esas fotos por un afán en concreto ni por un exhibicionismo exacerbado, sino por simple orgullo. Eso de que digan que tu hijo está precioso siempre agrada.
Pero entremos en otras cuestiones. Para comenzar, WhatsApp no es solo una app de mensajería, es una red social con más de 2000 millones de usuarios activos. En 2014 WhatsApp fue adquirida por Facebook, ahora Meta. Y todo lo que hay en WhatsApp, como la foto de perfil, deja de ser tuyo en el momento que lo expones. De hecho, el año pasado hubo una enorme polémica por la manera en la que la app verde compartía los datos de sus usuarios con Facebook. La Unión Europea ha tomado cartas en el asunto, exigiendo a los norteamericanos explicaciones.
El problema de poner como foto de perfil la de un menor, al igual que en algún estado, es incidir en una sobreexposición no necesaria. ¿Hemos pedido permiso para ponerlas? ¿Cómo se sentirán cuando, una vez cumplida la mayoría de edad, sean conscientes de esa sobreexposición? En el caso de España, se unen 2 factores a tener en cuenta, una legislación no actualizada junto con una sensación de que no pasa nada.
Tal y como narra la magistrada Natalia Velilla en una entrada de su blog, «nuestro legislador, en materia de menores, va muy por detrás de la sociedad». Quizás se tiene la sensación de que el avance imparable de las apps de comunicación y redes sociales han tomado con el paso cambiado a quienes legislan. Pero la realidad es que hay casos en los juzgados que tienen como eje estas cuestiones. Por ejemplo, los padres separados y fotos de menores en redes sociales forman un cóctel que se torna muy agrio y que es objeto de disputas dolorosas.
¿Qué hacer con esas fotos irresistibles?
Quizás no quede otra que, como adultos, aguantarnos las ganas. Debemos pensar en el bienestar del menor, en que estamos dejando una huella digital de la cuál no somos conscientes. Y por otro lado, no se trata de ciencia ficción, pensar en la gran cantidad de depravados que son capaces de lo que sea por tener acceso a este material. La foto de tu hijo en la playa puede ser vista por quien te arregla la caldera o te lleva las medicinas de la farmacia.
Por otro lado, tu perfil de WhatsApp es tuyo, ni de tu hijo ni de tus sobrinos. Puedes poner la imagen que desees, desde tu paisaje favorito, tu rostro o lo que se te ocurra. Pero nunca la foto de un menor, ya sea tu hijo o el de otro. Hemos de pensar en las consecuencias futuras de nuestras acciones y en que perdemos en el control absoluta de las fotos en cuanto quedan subidas.
Que nadie piense que por no poner fotos de tus hijos como perfil de WhatsApp los vas a querer menos. Tampoco los demás van a pensar mal de ti. Es tu perfil, no el de tus hijos. Y es que los adultos también debemos adquirir educación digital y actuar como lo que somos.
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