Muerte bajo sospecha

Una trabajadora social dice que la mujer de Luis Lorenzo quiso «abandonar» a su tía al mes de llevársela

Luis Lorenzo
Luis Lorenzo, su esposa Arancha Palomino y la mujer fallecida junto a la declaración.
Luis Miguel Montero

Una trabajadora social del centro de Salud de Grado (Asturias) reveló a la Guardia Civil que Arancha Palomino, esposa del actor Luis Lorenzo y sobrina de Isabel Suárez, fallecida el 28 de junio de 2021 y por lo que están imputados el actor y su mujer, quiso abandonar o «devolver» a Asturias a la anciana al mes de haberla traído desde su casa en Asturias a su domicilio en Rivas-Vaciamadrid, donde la mujer fallecería en circunstancias que todavía se investigan en un juzgado de Arganda del Rey.

Los investigadores de la Guardia Civil interrogaron en Asturias a todo el entorno de la mujer fallecida, pero también a sus médicos y personas que pudieran haber contactado con Arancha Palomino o su esposo Luis Lorenzo, como es el caso de esta trabajadora social que presta servicio en el centro de Salud de Grado, donde residía la fallecida hasta que su sobrina se la llevó a Madrid, para supuestamente hacerse cargo de ella.

Según declaró ante la Guardia Civil M.P.A.L., tuvo una cita telefónica «a finales de abril (2021) con Aránzazu», sobrina de una paciente del centro de salud, María Isabel Suárez, que luego moriría. Durante esa conversación que la asistente calificó como «un monólogo» por parte de la sobrina de Isabel, la mujer manifestó que «tenía problemas en la convivencia con su tía, ya que tenía niños pequeños que atender, que estaba teletrabajando desde casa, teniendo que coger la baja laboral para atender a su tía y que su tía tenía una demencia degenerativa con dependencia ABVD (actividades básicas de la vida diaria), por todo ello le comentaba que no podía hacerse cargo de su tía por lo que pretendía trasladarla otra vez al domicilio de Grado (Asturias) y que alguien de la administración se hiciese cargo de su tía, ya que los hermanos de María Isabel (la anciana fallecida) no se preocupaban de ella, no tenían contacto y no querían hacerse cargo de ella».

En ese momento la trabajadora social le explicó a Arancha Palomino que «hay otras opciones, que si tomó la decisión de llevarse a su tía a vivir con ella unos meses antes, no puede abandonar ni desatender a la señora de esa manera (…). Pero Arancha le contestó que su tía «no quiere ir a una residencia», a lo que la trabajadora respondió que «para cualquier tipo de ingresos o cualquier trámite iba a necesitar siempre una autorización de su tía, explicándole también y ante la supuesta demencia grave que manifiesta su tía, los pasos a seguir para una posible incapacitación de su tía, que serían dos vías: ponerlo en conocimiento de la Fiscalía o a través de un abogado».

Arancha Palomino también contó a la trabajadora social el incidente cuando abandonaron a la abuela en un Vips para irse con el resto de la familia al Parque Wagner, que ya fue publicado por OKDIARIO. La trabajadora le dijo que «no comprendía cómo había dejado sola a su tía si tenía un diagnóstico de deterioro cognitivo». Ante la insistencia de Arancha en la enfermedad de su tía la trabajadora social observó «en el historial médico de María Isabel que no le consta ningún tipo de deterioro cognitivo y menos de la magnitud en la que Arancha le expresaba».

Unos días después esta trabajadora del centro de salud recibió una llamada de los «hermanos de María Isabel ante la imposibilidad de contactar con su hermana, ya que tenían una relación estrecha, de atención y que nunca en la vida existió desatención por parte de ellos por lo que les resultaba raro no lograr contactar con su hermana después de que su sobrina se la llevase para Madrid». La trabajadora animó a que denunciasen estos hechos, algo que ocurrió tras el fallecimiento de la mujer.

El mismo día la testigo telefoneó a Arancha «cogiendo el teléfono quien dice ser su marido Luis (Lorenzo), le comunica que Arancha no se puede poner porque estaba ocupada, quedan en que más tarde volvería a llamar para hablar con ella, no volviendo a hablar nunca más con Aránzazu, ni con Luis, porque no respondían a las llamadas (…) dejando varios mensajes en el contestador automático, no recibiendo nunca una respuesta».

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