CANARIAS

La mujer apuñalada por otra en Fuerteventura: «Dijo que le quité el novio y vino a matarme»

El juzgado deja en libertad como investigada a la mujer que intentó matar a otra por celos en Fuerteventura (Canarias)

La mujer apuñalada por celos en Fuerteventura recibió un corte de 5 cm en el cuello

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Ángel Moya

María, la mujer apuñalada por una conocida, usa un nombre ficticio, pero sus heridas son reales y casi le cuestan la vida. La agresora, movida por los celos, la acusó de quitarle el novio y la atacó con un cuchillo: «Dijo que le quité el novio y vino a matarme». María esquivó la muerte por poco pero en el hospital de Fuerteventura (Canarias) le han tenido que coser varios cortes graves en el cuello, en una oreja y en la cara. La otra mujer, de 27 años, ya había avisado dejándole un mensaje en el teléfono a la víctima: «Cuando te vea por ahí te mato. Ve a denunciarme a los guardias civiles y diles que te voy a matar. Sé dónde encontrarte, ya nos veremos las caras».

Ambas, víctima y agresora, se conocieron en una unidad de hospitalización por problemas de salud. No eran amigas, pero sí se llevaban bien. Al poco tiempo la agresora comenzó a tener problemas con su pareja. La joven responsabilizó a María de sus problemas: «De repente estaba celosa, con envidia, y comenzó a acusarme de querer quitarle el novio».

«Al principio no me preocuparon sus comentarios, pero comenzó a comportarse cada vez de forma más agresiva», puntualiza María. Hasta que un día la agresora le envió a María un mensaje. Lo recibió en su teléfono y decía: «Cuando te vea por ahí te mato. Ve a denunciarme a los guardias civiles y diles que te voy a matar. Sé dónde encontrarte, ya nos veremos las caras». María se asustó, pero no denunció. No creyó que la otra joven cumpliera sus amenazas. «Ella me pidió perdón un día después. Me dijo que los celos le habían hecho perder las formas, así que quedamos el lunes para hablar». María nunca pensó que iba a ser apuñalada por la otra mujer.

Apuñalada «brutalmente»

La agresión tuvo lugar el 9 de noviembre y la mujer apuñalada, María, tuvo que recibir «puntos de sutura en una herida incisa en la oreja, en el cuello y en el rostro», rezaba el comunicado que poco después emitió la Guardia Civil.

«Cuando llegué al lugar de la cita, ella me dijo ‘sube al coche’ e intentó llevarme fuera del pueblo. Le dije que no, me daba miedo ir con ella a algún lugar alejado», cuenta María. Según la víctima: «Estaba explicándole que yo nunca había tenido nada que ver con su novio, pero se bajó, abrió la puerta de atrás y se puso a buscar algo, regresó, abrió la puerta de mi lado y se abalanzó sobre mí con un cuchillo grande».

«Menos mal que fue en aparcamiento y hubo coches que pararon y se acercaron provocando que esta mujer huyera, si no, no estaría aquí contándolo», relata María al programa Mañaneros de TVE.

A esa hora, la Guardia Civil fue alertada de que una mujer había sido «brutal y reiteradamente apuñalada, recibiendo un corte de 5 centímetros de anchura en el cuello, en el interior de un vehículo, y siendo abandonada a su suerte en unos aparcamientos».

Los guardias del puesto de Morro Jable acudieron rápidamente al lugar de los hechos y comprobaron que la víctima estaba siendo trasladada al Hospital General de Fuerteventura. Las heridas evidenciaban la gravedad del ataque que había sufrido María, ya que presentaba varias laceraciones por arma blanca en la oreja, el cuello y el rostro.

Tras asegurarse de que María estaba siendo atendida por los sanitarios, los guardias la interrogaron a ella y a los testigos, extrayendo una descripción de la presunta agresora y del vehículo que usó para huir tras el salvaje ataque. Esos datos permitieron detenerla y recuperar el arma utilizada en la agresión, una pieza clave para la futura investigación judicial.

La detenida, junto con las diligencias instruidas al efecto, quedaron a disposición del juzgado de guardia de Puerto del Rosario y un par de días después la detenida quedó en libertad como investigada por los delitos de amenazas y lesiones graves. La agresora tiene una orden de alejamiento de María, y ésta tiene miedo a que intente acabar lo que empezó. María no entiende que su agresora esté en libertad a pesar del relato de los testigos y los mensajes de amenazas de muerte que entregó a los guardias civiles.

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