La mujer apaleada por un marroquí en Cartagena: «Abracé a mi niña y esperé a que dejara de reventarme»

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Ángel Moya

La mujer apaleada por un marroquí en Cartagena asegura: «Sólo pude abrazar a mi hija y esperar a que terminara de reventarme». Begoña, la mujer agredida salvajemente en Cartagena por un magrebí al que no conocía de nada, habla con OKDIARIO poco después de recibir el alta de la operación de fractura de pómulo a la que ha tenido que someterse tras la paliza.

«Soy Begoña, la chica que el lunes fui apaleada en Cartagena. Me operaron el viernes del pómulo, me han dado el alta ayer y estoy en casa, la inflamación se me ha bajado un poquito; los moratones y lo demás ni te cuento». «Llevo también una cicatriz porque el chico también me hizo un corte profundo en la mejilla». «Poco a poco vamos intentando asimilarlo, todavía no me creo si me ha pasado esto; no sé si me tenía que haber pasado a mí o podía haber sido otra chica o cualquier otra mujer o persona mayor a la que le podría haber pasado».

Así se presenta Begoña tras pasar por los dos peores tragos de su vida en menos de una semana. El lunes, cuando llevaba a su hija de corta edad en brazos para jugar en un parque, un violento delincuente magrebí se cruzó con ellas y comenzó a agredirlas salvajemente sin motivo, sin mediar palabra.

«Yo iba andando, y un chico joven que venía de frente, justo cuando pasaba a mi lado me dio un puñetazo muy fuerte en la espalda que me tiró al suelo y pensé, ya está… Lo primero que hice fue abrazar a mi hija que estaba contra el suelo y cerrar los ojos y esperar a que él terminara, porque me estaba reventando, yo sólo sentía que me estaba pegando con mucha fuerza, con mucha ira, con mucha rabia.Yo sólo pude cerrar los ojos y pensar que no le pasara nada a la niña, que estuviera bien y esperar a que él terminara de reventarme, porque no sé cuando él termine dónde voy a estar».

Continúa relatando: «La verdad es que vino mucha gente y cuando vino corriendo la chica de la academia de enfrente, el chico ya había huido… La chica de la academia cogió a la niña, miró a ver si estaba bien, la entretuvo la con chuches y yo sólo decía ‘por favor, miradla que esté bien, que no tenga nada’».

Begoña, ante todo, quiere dar las gracias a todos los que la ayudaron durante ese duro incidente, y recuerda cómo gracias a la colaboración ciudadana, se consiguió atrapar al agresor. «Quiero agradecer a todos los que nos ayudaron, que se ocuparon de mi hija. También a unos chicos que yo no pude ver en ese momento, que pasaron en coche y le persiguieron, y otros chicos en una moto que, finalmente, lo acorralaron hasta que llegó la Policía y pudo detenerlo».

El relato de Begoña, marcado por la angustia, se torna en indignación al hablar de su agresor. El hombre, de 23 años, vecino de Cartagena, contaba en el momento de la brutal paliza con media docena de antecedentes por agresiones, robo con violencia y violencia de género.

«El individuo o como se quiera llamar, de momento está en prisión, pero no sé lo que va a durar porque las leyes de este país van como van y me parece fatal porque es un chico que ya tiene bastantes delitos por agresión y no sé cómo puede estar en la calle. Me parece fatal, ya sea marroquí o español o lo que sea, la persona que hace el mal que se vaya a su país y ya está. Aquí, bienvenido el que venga a trabajar, a hacer el bien y sea buena persona, el que no, que se vaya. Lo siento mucho, pero que se vaya».

El detenido se negó a declarar ante la Policía y en el juzgado, y el juez le envió a prisión provisional por un presunto delito de lesiones agravadas. A los policías que lo detuvieron sí les habló antes de que lo llevaran a comisaría. «He tenido un mal día jugando a las tragaperras», fue su explicación a la paliza tremenda que le dio a Begoña cuando llevaba a su niña en brazos.

Ya en casa, Begoña nos cuenta que todavía no ha asimilado ni la agresión, ni la operación de pómulo a la que ha tenido que someterse. Nos cuenta que aún no ha podido sacar toda la rabia y todo su dolor por lo que ha sufrido. «Aquí estoy en casa, estoy mejor, la operación salió todo bien, ha salido mejor de lo que esperaba, y me han tratado muy bien en el hospital. Ahora, recuperándome con muchas molestias, en casa ya, me dieron el alta ayer, y poquito a poco. La niña afortunadamente no tiene nada. Y secuelas, pues bueno…».

En ese momento, Begoña, fuerte durante todo el relato con la ayuda de su familia, se rompe cuando cuenta como lo ha vivido su hija. «La niña, me pregunta que si el niño que vino a pegarme es muy malo». Begoña vuelve a agradecer su apoyo a todos los que le han dado su apoyo en estos días tan duros.

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