Verano

Vas a pasar mucho calor por culpa de tu casero: no te dejará poner el aire

El Código Civil y la Ley de Arrendamientos Urbanos regulan las obligaciones de los arrendadores

Así afecta el aire acondicionado a nuestra salud

aire acondicionado casero
Aire acondicionado (EP)
Rodrigo Villar

El verano es una de las épocas más felices del año para muchas personas. El buen tiempo, las vacaciones y la larga duración de los días son factores que pueden aumentar las hormonas de la felicidad como la serotonina o la dopamina. Sin embargo, no todo es perfecto durante esta estación del año. Los aires acondicionados, que combaten el calor abrasador, pueden jugar malas pasadas y su uso excesivo puede granjear problemas entre los propietarios y los inquilinos.

Algunos inquilinos en cuyo alquiler esté prefijado un consumo determinado de luz pueden verse perjudicados si el uso del aire acondicionado es excesivo. Ahora bien, todo depende de las cláusulas que se hayan pactado en el contrato de arrendamiento pues en los contratos privados la ley deja una gran autonomía a la voluntad de las partes. ¿Puede entonces un propietario limitar el uso del aire acondicionado en verano? La respuesta no es sencilla.

En primer lugar la ley establece que el propietario debe garantizar unas condiciones mínimas de habitabilidad. Concretamente en el artículo 1554 del Código Civil y en el artículo 21 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) se establecen las obligaciones del arrendador donde se menciona que «el arrendador está obligado a mantener al arrendatario en el goce pacífico del arrendamiento por todo el tiempo del contrato». A este respecto cabe decir que la nueva Ley de Vivienda no ha introducido cambios en este sentido.

Si no se cumplen unas condiciones mínimas para la habitabilidad del inmueble el arrendatario podrá solicitar la resolución unilateral del contrato exigiendo la devolución de la fianza depositada y una indemnización por los daños causados.

Además, si el propietario quiere cambiar la temperatura de la vivienda mediante un sistema de aire automatizado, debe primero dejar constancia de ello mediante una cláusula del contrato que no resulte abusiva. Esto en el caso de que el inquilino no asuma los gastos por luz. Sin embargo la Ley de Arrendamientos Urbanos dicta que «los gastos por servicios con que cuente la finca arrendada que se individualicen mediante aparatos contadores serán en todo caso de cuenta del arrendatario». De esta forma la LAU evita que existan conflictos relacionados con los suministros. Por ese motivo lo ideal es que los gastos estén a nombre del arrendatario y que los abone él.

No obstante, a pesar que el aire acondicionado se pueda poner sin freno ninguno, esto puede causar algunos problemas de salud por los cambios de temperatura o la sequedad que provoca el aire expulsado en el ambiente. Estas dolencias pueden ser respiratorias, especialmente a aquellas personas que las sufren y las tienen más intensas, dolor de cabeza o irritación de ojos.

En este sentido, el aire acondicionado puede resecar las vías aéreas y nasales al ser un aire seco, convirtiéndolas en más vulnerables ante una neumonía, faringitis, dolor de cabeza, rinitis, bronquitis, sequedad e irritación de los ojos.

El responsable de Actividad Técnica de Unipresalud, Vicente Mánez, asegura que todos estos problemas se pueden prevenir alcanzando un porcentaje de humedad de entre el 45 y el 65% para temperaturas que oscilen entre los 23 y 26 grados. Cuando nos encontremos en espacios muy resecos, lo adecuado sería respirar por la nariz para que de esa manera el aire entre directamente en los pulmones a la temperatura corporal y con el adecuado grado de humedad para que no haya una sequedad.

También se debe reparar en otro aspecto importante como es la velocidad del aire acondicionado. Como máximo debe alcanzar una media de 0,19 m/s. Sólo de esta manera será posible evitar en esta época del año los tan temidos resfriados, molestias de garganta y otras infecciones asociadas con la mala calidad del aire.

Alcanzar la temperatura adecuada

Siempre hay un gran dilema en la oficina sobre cuál es la temperatura más correcta. Incluso llega a haber discusiones por el mando del aparato. Todo el mundo, cuando llega el verano, intenta adueñarse del aire acondicionado.

La temperatura más conveniente depende de varios factores, como el peso, el sexo, la edad, la ropa que se lleve puesta o la tarea que se está desarrollando. Resultará muy complicado que todo el mundo se sienta cómodo con unos grados determinados. El que no tenga frío, tendrá calor. Eso es algo que está más que demostrado.

Desde esta compañía aseguran que lo más conveniente sería dejar el aparato de aire acondicionado en los 25 grados. Puede parecer una tontería, pero la temperatura que alcanzan estos espacios de trabajo en esta época del año influyen en el rendimiento y en la salud de las personas, así que sería conveniente prestarle un poco más atención y no tomárselo a broma, sobre todo si va a provocar algún tipo de problema de salud.

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