Detrás de las rejas: así se vive en las cárceles en Tailandia

Hacinamiento, falta de asistencia médica y tortura, entre las condiciones de las cárceles en Tailandia

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El hacinamiento se ha subrayado en rojo como el mayor problema de las cárceles en Tailandia, según se ha reflejado en diferentes ocasiones en informes de Naciones Unidas, diferentes ONG y prensa tailandesa. Un problema reconocido por el propio Gobierno tailandés que en una misiva enviada a la ONU en Ginebra admite los problemas de hacinamiento. La población carcelaria ha aumentado de forma constante a lo largo de los años y, aparte de las amnistías reales periódicas, no se han adoptado otras medidas eficaces y sostenibles para reducir significativamente la población. Unas malas condiciones que se sufre especialmente en el caso de presos extranjeros, como podría darse con Daniel Sancho, el hijo de Rodolfo Sancho, si es condenado a una de estas cárceles en Tailandia.

A continuación se desgranan las claves de un sistema penitenciario, que se basa en gran medida en reglamentos ministeriales, órdenes, mandatos y anuncios para aplicar las disposiciones en la Ley Penitenciaria de 1936 y sus modificaciones, cuyas condiciones se han criticado en diferentes ocasiones por el Comité de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas (ONU), el Comité contra la Tortura (CAT) de la ONU y el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Cescr), que han expresado su preocupación por los derechos de los presos y las condiciones de las cárceles en Tailandia.

Doble de capacidad. Cumpliendo con la ley tailandesa de que se debe proporcionar al preso una superficie de 2,25 metros cuadrados, según las estadísticas, el 74% de las prisiones de Tailandia alberga a más del doble de presos de su capacidad, con un nivel de ocupación del 224%. Generalmente, muchos presos acaban durmiendo sentados.

Falta de médicos y escasez de alimentos y agua. El acceso inadecuado a tratamiento médico, la escasez de alimentos y agua potable y las deficientes instalaciones sanitarias siguen asolando las prisiones.

Tortura. Los castigos en las prisiones contravienen las normas internacionales y, en algunos casos, pueden equivaler a tortura y malos tratos si se comparan con las leyes de las democracias europeas. Las declaraciones de los presos indican que se ha hecho un uso excesivo de los medios de coerción, como los grilletes. Los reclusos han denunciado restricciones irrazonables de las visitas y la correspondencia con familiares y amigos.

Desafíos. Entre los desafíos a los que los reclusos se enfrentan de forma constante, según IFDH, que desarrolla un seguimiento habitual en las condiciones de los presos en Tailandia, se destacan las condiciones de alojamiento inadecuadas y hacinamiento, anteriormente citadas, los tratos y penas crueles, inhumanos o degradantes y las condiciones insalubres con una alimentación y agua potable de muy mala calidad y mínimo acceso a la atención médica, también citado. A esto se añade, el trabajo en algunas prisiones en condiciones de explotación, contactos limitados con el mundo exterior, falta de actividades recreativas y de rehabilitación y procedimientos de denuncia ineficaces. Además, se ha restringido de forma indebida el acceso de organizaciones independientes de derechos humanos a las prisiones para vigilar las condiciones de reclusión.

Avances. Entre los pocos avances positivos de 2022, las autoridades se han comprometido a adoptar medidas para erradicar las prácticas laborales abusivas en las prisiones de todo el país. Por ejemplo, el Departamento Correccional ha ordenado poner fin a los contratos de utilización de mano de obra penitenciaria para la fabricación de redes de pesca.

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