La grasa de la barriga posible causa de que tu cerebro esté envejecido: investigadores explican por qué
Los resultados fueron claros: cuanto mayor era la cantidad de grasa visceral en relación con el músculo, mayor era la edad cerebral estimada

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Los investigadores señalan que cuidar la masa muscular y limitar la acumulación de grasa interna en el abdomen no sólo beneficia al cuerpo, sino que también podría ser clave para mantener un cerebro más joven. Esta relación, que vincula la composición corporal con el envejecimiento cerebral, se refuerza con un nuevo análisis que propone orientar tanto los tratamientos como los hábitos de vida hacia la reducción de la grasa visceral y la conservación del músculo.
Uno de los aspectos más relevantes del estudio es que las personas que presentan un mayor desarrollo muscular y, al mismo tiempo, una proporción baja de grasa visceral muestran un cerebro con rasgos biológicos asociados a una edad más joven. Estos resultados, que se presentarán en la próxima reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica, subrayan el papel determinante de la grasa que se aloja en la zona profunda del abdomen, entre los órganos vitales.
Según explica el Dr. Cyrus Raji, responsable del trabajo, los individuos con un cuerpo más fuerte y con menor acumulación de grasa oculta en el abdomen tienden a mostrar un envejecimiento cerebral más lento. Mantener esa combinación, afirma, podría actuar como un factor protector frente a futuras enfermedades neurológicas, incluido el Alzheimer. Para los autores, esta conexión entre el estado físico y la salud cerebral es una pieza esencial para entender cómo envejecemos.
El concepto de edad cerebral —una estimación de la edad biológica del encéfalo obtenida mediante resonancias magnéticas estructurales— permite interpretar cómo características corporales como el músculo o la grasa pueden incidir en su deterioro. La medición del músculo corporal mediante resonancia, por ejemplo, puede convertirse en un indicador útil para diseñar intervenciones que refuercen la salud cerebral y eviten la fragilidad, mientras que la edad cerebral calculada con apoyo de inteligencia artificial contribuye a identificar señales tempranas de riesgo.
Raji afirma que el estudio confirma algo que se intuía desde hace tiempo: que el proceso natural de envejecimiento, que suele ir acompañado de pérdida muscular y aumento de la grasa abdominal oculta, también tiene un reflejo directo en el cerebro. Los datos obtenidos sugieren que estas mediciones de la composición corporal podrían asumir un papel central como marcadores de la salud cerebral.
El equipo trabajó con resonancias magnéticas de cuerpo entero de más de un millar de adultos sanos, procedentes de cuatro centros distintos. La media de edad del grupo rondaba los 55 años. Las imágenes se tomaron mediante secuencias específicas que permiten diferenciar claramente el tejido adiposo, el muscular y el cerebral. Posteriormente, con apoyo de algoritmos de inteligencia artificial, se calcularon variables como el volumen muscular total, la grasa visceral, la grasa subcutánea y la edad cerebral estimada.
Los resultados fueron muy claros: cuanto mayor era la cantidad de grasa visceral en relación con el músculo, mayor era la edad cerebral estimada. En cambio, la grasa subcutánea —la que se acumula bajo la piel— no mostró una correlación significativa con el envejecimiento cerebral. Las conclusiones del equipo apuntan a un patrón constante: más músculo y menos grasa interna se asocian a un cerebro más joven.
Este trabajo abre la puerta a estrategias prácticas. Incrementar la masa muscular y reducir la grasa visceral es un objetivo alcanzable mediante programas de ejercicio, cambios de estilo de vida y, en algunos casos, tratamientos médicos. La posibilidad de medir de forma objetiva la edad cerebral mediante resonancia magnética permite, además, evaluar la eficacia de futuras intervenciones.
El estudio también puede tener implicaciones en el desarrollo de fármacos destinados a la pérdida de peso. Los tratamientos basados en agonistas de GLP-1, como Ozempic, son eficaces eliminando grasa, pero algunos trabajos señalan que también podrían favorecer la pérdida de músculo. A partir de estos nuevos hallazgos, se plantea que futuras terapias deberían centrarse en eliminar preferentemente la grasa visceral y minimizar la reducción muscular para proteger la salud cerebral.
Los autores concluyen que perder grasa -sobre todo la visceral- mientras se preserva o incrementa la masa muscular podría ofrecer una doble ventaja: mejorar la salud del cuerpo y mantener el cerebro más joven. El estudio ofrece una base sólida para diseñar intervenciones más precisas, ajustar dosis de tratamientos y explorar terapias que tengan en cuenta la composición corporal como elemento clave del envejecimiento cerebral.