Un tratamiento de estimulación eléctrica para niños con epilepsia podría evitar la cirugía
Es el primer dispositivo recargable, que evita futuras cirugías
La estimulación cerebral profunda es un paso hacia el éxito en el control de los ataques epilépticos
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Un dispositivo con electrodos conectados al interior del cerebro ha probado eficacia para reducir el número de ataques en adultos con epilepsia. Ahora se ha anunciado que la técnica será estudiada en un pequeño número de pacientes menores en Reino Unido. El estudio CADET (del inglés ‘Children’s Adaptative Deep brain stimulation for Epilepsy Trial) es el primero que analiza su eficacia y seguridad en esta población en el país.
Martin Tisdall, neurocirujano especializado en pediatría de la UCL (University College de Londres) ha declarado: «Todos los días vemos el impacto de la epilepsia no controlada en cuanto a las limitaciones que supone e incluso cómo amenaza la vida de algunos pacientes. Es algo que puede hacer imposible que los niños acudan al colegio con normalidad, disfruten de sus aficiones o simplemente vean la televisión un rato».
Según Tisdall, la estimulación cerebral profunda es un paso hacia el éxito en el control de los ataques epilépticos en pacientes para los cuales hay muy pocas opciones de tratamiento. «Estamos entusiasmados ante la posibilidad de aportar evidencia para demostrar la capacidad de esta técnica para tratar la epilepsia en pediatría y esperamos que, en el futuro, sea un tratamiento estándar que podamos ofrecer a nuestros pacientes», ha añadido.
En la estimulación cerebral profunda se utilizan impulsos eléctricos que llegan al interior del órgano mediante electrodos implantados en el paciente. Los impulsos afectan a la actividad del cerebro y pueden tratar diversas enfermedades. Se controlan a través de un dispositivo parecido a un marcapasos que se inserta en un procedimiento quirúrgico en la zona del pecho con cables que transportan la electricidad hasta la zona de la cabeza.
El estudio CADET va a analizar un dispositivo que no requiere cables porque se coloca en el cráneo, así que es menos probable que se rompa o estropee a medida que el niño crece. Además, puede recargarse con unos auriculares, una tarea que puede llevarse a cabo mientras el paciente ve un vídeo o utiliza una tablet. Eso también significa que no es necesario realizar un procedimiento quirúrgico para reemplazarlo cuando la batería se agota (algo que sucede entre los tres y los cinco años desde que se implanta).
Tim Denison, ingeniero de la Universidad de Oxford y otro de los responsables del nuevo ensayo, ha afirmado que la misión del equipo de investigadores es explorar nuevos tratamientos para enfermedades que pueden ser intratables, como sucede en algunos casos de epilepsia infantil.
Ellos fueron los primeros en usar este dispositivo en todo el mundo, en un niño de 12 años llamado Oran, residente en Reino Unido, que ha mejorado sustancialmente desde que se lo insertaron. Funciona controlando las señales eléctricas de una zona del cerebro llamada tálamo, limitándolas para que los ataques de epilepsia no alcancen a otras zonas del cerebro.
En la presentación del estudio, los investigadores han contado que el pequeño Oran empezó a sufrir ataques cuando tenía tres años y que, hasta que se usó el dispositivo, no había pasado un solo día de su vida sin experimentar alguno. Algunos de los ataques han sido tan intensos que han afectado a su capacidad de respirar, y ha sido necesario reanimarlo.
La madre del paciente, Justine, ha contado que aunque han probado numerosas terapias, esta es la primera vez que han tenido una verdadera oportunidad de mejoría en años. Su hijo recibió el implante en octubre de 2023, que se encendió una vez que el niño estaba recuperado de la cirugía, el 1 de diciembre. Justine ha explicado que, además de tener menos ataques, los que se producen son más leves, y que la mejora de su calidad de vida es «de un valor incalculable».
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