¿Qué relación hay entre la dieta y la miopía?: la respuesta está en las grasas
Tomar muchas grasas saturadas eleva el riesgo de patologías oculares
Los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a proteger contra la miopía

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Una dieta rica en ácidos grasos omega-3, presentes predominantemente en los aceites de pescado, puede ayudar a prevenir el desarrollo de miopía en los niños, mientras que una ingesta elevada de grasas saturadas, que se encuentran en alimentos como la mantequilla, el aceite de palma y la carne roja, puede aumentar el riesgo de padecer esta enfermedad, según un reciente estudio publicado en el British Journal of Ophthalmology.
La prevalencia mundial de la miopía está aumentando, especialmente en el este de Asia, y se prevé que alrededor de la mitad de la población mundial esté afectada en 2050, han señalado los investigadores de la Universidad China de Hong Kong, en su investigación.
Se cree que los factores de riesgo incluyen el exceso de tiempo frente a pantallas y escaso tiempo al aire libre, así como una susceptibilidad hereditaria, han añadido.
Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (ω-3 PUFA), que sólo se pueden obtener de la dieta, mejoran o previenen diversas afecciones oculares crónicas, como la sequedad ocular y la degeneración macular asociada a la edad. Sin embargo, no está claro si pueden ayudar a prevenir la miopía, ya que los estudios realizados hasta la fecha han sido experimentales y no han incluido personas.
Con más de mil niños
Para explorar esto más a fondo, los investigadores recurrieron a 1.005 niños chinos de entre 6 y 8 años, reclutados aleatoriamente del Estudio Oftalmológico Infantil de Hong Kong, que rastrea el desarrollo de enfermedades oculares y sus posibles factores de riesgo.
Se evaluó la vista de los niños y se midió su dieta habitual mediante un cuestionario de frecuencia alimentaria, completado con la ayuda de sus padres. Este incluía 280 alimentos categorizados en diez grupos: pan/cereales/pasta/arroz/fideos; verduras y legumbres; fruta; carne; pescado; huevos; leche y productos lácteos; bebidas; dim sum/snacks/grasas/aceites; y sopas.
Luego se calcularon las ingestas de energía, carbohidratos, proteínas, grasas totales, grasas saturadas, grasas monoinsaturadas, PUFA, colesterol, hierro, calcio, vitaminas A y C, fibra, almidón, azúcar y nutrientes, según las respuestas del cuestionario.
También se calculó la cantidad de tiempo que los niños pasaban al aire libre en actividades de ocio y deportivas, leyendo y escribiendo, y frente a las pantallas, tanto entre semana como los fines de semana.
Los datos
En total, aproximadamente una cuarta parte de los niños presentaba miopía. Una mayor ingesta dietética de ácidos grasos omega-3 se asoció con un menor riesgo de padecerla.
La longitud axial (la medida del ojo desde la córnea en la parte delantera hasta la retina en la parte trasera, y un indicador de la progresión de la miopía) fue más larga en el 25% de los niños con la ingesta dietética más baja de ácidos grasos omega-3, después de tener en cuenta factores influyentes, como la edad, el sexo, el peso (IMC), la cantidad de tiempo pasado en trabajos de cerca y al aire libre, y la miopía de los padres. Yue más corta en el 25% de los niños con la ingesta dietética más alta de ácidos grasos omega-3.
De manera similar, el equivalente esférico ciclopléjico (EE), que mide el error refractivo, como el grado de miopía, fue más alto en aquellos con la ingesta más baja de ácidos grasos omega-3 y más bajo en aquellos con la ingesta más alta.
Sin embargo, estos hallazgos se invirtieron en el 25% de los niños con la mayor ingesta de grasas saturadas, en comparación con el 25% de aquellos con la menor ingesta. Ninguno de los demás nutrientes se asoció con la medida ni con la miopía.
Este es un estudio observacional y, por lo tanto, no puede establecer factores causales ni temporales. Los investigadores reconocen que los cuestionarios de frecuencia alimentaria se basan en el recuerdo y solo ofrecen una instantánea de la dieta. Tampoco se encontró evidencia objetiva de la ingesta nutricional a partir de muestras de sangre.
La prevalencia de la miopía en Hong Kong también se encuentra entre las más altas del mundo. Y aún queda por verificar si los hallazgos podrían aplicarse a otros grupos étnicos con diferentes estilos de vida y menor miopía, añaden. Pero los ácidos grasos omega-3 pueden suprimir la miopía al aumentar el flujo sanguíneo a través de la coroides, una capa vascular del ojo, responsable de transportar nutrientes y oxígeno, y así evitar la hipoxia escleral (deficiencia de oxígeno en la parte blanca del ojo y un factor clave en el desarrollo de la miopía), sugieren.
Y han concluido en su trabajo: «Este estudio proporciona evidencia humana de que una mayor ingesta dietética de PUFA ω-3 se asocia con una longitud axial más corta y una menor refracción miópica, destacando a los PUFA ω-3 como un posible factor dietético protector contra el desarrollo de la miopía».
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